viernes, 8 de enero de 2016

Paradoja - Capítulo 4 - El refugio

7 de Noviembre de 2010
00:15 am. Polígono Industrial a las afueras de Dresde

La sangre empezó a esparcirse por las líneas de la cruz hasta el final, deteniéndose exactamente en el punto en el que no había más tiza. Se oyó algo en una esquina de la nave, como una cerradura.
Irvin y Fran se acercaron hasta el lugar de dónde había venido el ruido. Pelos seguía dentro de la gabardina sin querer salir.
Después de retirar una mesa de escritorio metálica, bastante pesada para ser movida por una persona normal, descubrieron que había una compuerta que llevaba a algún lugar subterráneo debajo de la nave.
-Entremos dentro...- exclamó Irvin sacando una linterna.
-¿Una linterna? Qué sistema más obsoleto... - Fran no pudo aguantarse este comentario. -¿Quieres ir tú primero? ¿Tienes una idea mejor?- preguntó Irvin molesto, sabiendo que Fran podría ser bastante útil en este caso, pero sin querer darle la oportunidad de demostrárselo.-Igual puedo buscar los fusibles para poder ver ahí abajo.
-Yo iré primero - dijo Fran. Hizo una mueca con la cara que Irvin no pudo ver, pues ya estaba abriendo la compuerta y se dispuso a entrar.-Te aviso para que enciendas la luz cuando yo te avise, pero no antes.
Fran descendió. El aire estaba bastante cargado, como si hubiera estado cerrado desde hace mucho tiempo.
Había tres sofás desordenados y una mesa en lo que parecía un garaje para un grupo de jóvenes que lo utilizarían para ir a fumar y beber... además de otras actividades un poco más subiditas de tono. Al fondo había otra puerta con una cerradura.
Fran cerró los ojos unos segundos y avisó a Irvin para que bajara ya.
Irvin, que había encontrado los interruptores en una pequeña cavidad en la pared de bajada al local, encendió las luces y bajó.
-¿Qué se supone que estamos buscando? ¿Sabes qué es esto?- preguntó Fran.-Hace mucho que no entra nadie aquí.
-Se trata de un refugio de los míos... Aquí se supone que estuvo mi compañero a menudo, hace bastante tiempo.-aclaró Irvin.

Se acercaron a la puerta. Fran sacó la ganzúa que tenía desde antes de convertirse para poder abrir el cerrojo. Pero antes de que llegara a tocarlo, Irvin le detuvo. Se puso unos guantes de cuero. Acercó la mano lentamente. Se detuvo a unos centímetros. Esperó. Tras unos segundos tocó la cerradura.-Está limpia....-dijo volviéndose a quitar los guantes.- Ten en cuenta, que mi amigo, aunque Brujah, también tenía muchos amigos en el mundo vampírico... al menos en sus mejores tiempos.

Fran utilizó su querido utensilio y abrió la puerta. En ese momento hubo como una especie de corriente que entraba en la habitación donde se encontraban desde la cavidad recién abierta. Una habitación bastante pequeña con sólo un agujero en el centro, por el que podria caber una persona.-Por el olor juraría que esto da a las alcantarillas.

Irvin y Fran se miraron con extrañeza cuando oyeron como se cerraba la compuerta por la que habían entrado ellos anteriormente. -Vayamos abajo y esperemos a ver quién puede estar interesado en conocer lo que hay aquí abajo.-dijo Irvin.
Bajaron a las alcantarillas. Era una especie de habitáculo alargado con forma cilíndrica que se extendía en las dos direcciones. Al final de una de las direcciones se cruzaba otro pasillo formando una T. Irvin y Fran se dirigieron hacia alli. De camino vieron una subida al exterior con escalera.-Súbete arriba y espera a que pase por aquí el que nos sigue. Cuando pase por debajo le atacaremos por los dos lados.-explicó Irvin.-Yo me esconderé detrás de la pared a la vuelta de la esquina.
Fran se subió a la escalerilla y se colocó de forma que no se vieran sus piernas.

Se oía movimiento. Alguien saltó, y se escuchó como el agua salpicaba. Pero no se escuchó nada más. Parece que se mantiene quieto. Pensó Fran.

Después de unos minutos, Fran decidió acelerar las cosas y pidió a Pelos que hiciera de señuelo corriendo hacia Irvin. Pero Pelos no parecía muy seguro de hacerlo.
Después de un minuto que pareció interminable, Fran le ordenó de nuevo a Pelos que saliera corriendo.
Pelos salió disparado esta vez y se dirigió hacia Irvin. Fran saltó seguidamente, suponiendo que estuviera siendo perseguido...
Aquí no hay nadie. Pensó mientras veía a Pelos corriendo hasta el final del pasillo, cuando recibió una patada en la espalda. Se dió la vuelta y un hombre de estatura bastante alto, rubio, con ropa casual intentó golpearle de nuevo.-¡Aquí está! - gritó Fran- ¡Irvin, rápido!
Cuando el individuo vio a Irvin saliendo de detrás de la esquina, golpeó a Fran empujándolo y salió corriendo. Fran vio pasar a Irvin a toda velocidad a su lado mientras se recomponía y comenzaba a correr siguiendo a Irvin a duras penas. Después de 5 minutos corriendo vio a Irvin parado en un cruce de alcantarillas sin saber donde seguir...-Lo hemos perdido.-gruñó.
-Maldita sea- dijo Fran mientras miraba a Pelos, que llegaba el último correteando por las zonas más secas posibles.-Ahora será bastante difícil encontrar a ese de nuevo.
Esperaron allí unos minutos pensativos mientras Pelos intentaba recuperar algún rastro con el olfato. Pero era imposible con la peste que había allí abajo.-Vamos al coche.-concluyó Irvin.

Cuando llegaron a la altura del coche, Fran recogió su arma y la guardó de nuevo. Se sentaron en el vehículo e Irvin sacó unos papeles que parece había encontrado en la nave.-Ahora tendré que tirar de contactos. Pero no me gusta nada la idea. -dijo Irvin mientras rebuscaba entre los documentos.
-¿Por qué?- Preguntó Fran. Irvin miró por la ventanilla hacia la nave.-Se trata de gente que tiene mucha información, pero siempre quieren algo de más valor a cambio.
-Tienes que intentarlo, si es tan importante para tí. Yo puedo ayudarte, pero espero que entonces me des más información. - Fran trató de cortar de algún modo esa separación que siempre habia entre vástagos. Al fin y al cabo, no parecía tan mala esa sensación de compañerismo, aunque fuera temporal.

Irvin se lo pensó largo y tendido... Y al final realizó una llamada. Esta vez habló en alemán.
Hablaba con respuestas secas, sin ánimo de bromear y aunque parecía conocerle en persona, no mostraba amistad o simpatía en ningún momento, pero respeto.
-Tenemos que movernos, tenemos que vernos con alguien en un parque a unos 20 minutos de aquí.-dijo al colgar el teléfono.-Arrancó el coche y se dirigió al oeste de la ciudad.

Por el camino, Fran preguntó algunas cosas, respecto al caso que estaban tratando. No quería encontrarse en una emboscada sin saber por qué o en qué dirección seguir si todo se va al traste.
-Son temas secretos de nuestro clan. Pero también trabajábamos para el estado y para nuestros propios intereses.... Y hemos seguido haciéndolo ahora. ¿Y quién no? -preguntó retóricamente.

Eran casi las 3:30 cuando llegaron a los aparcamientos a las afueras de un pequeño parque. Antes de salir del coche, Irvin le pidió que le dejara ir a él sólo al encuentro del contacto y que él se quedara a una distancia prudente por si tuviera que entrar a ayudar.
Así hizo Fran, que se ocultó desde el principio entre los arbustos que había a cada uno de los lados del camino serpenteante que llevaba hasta una fuente en forma de Elipse que se encontraba en el centro del parque. Había solamente una farola que alumbraba la fuente y el principio de cuatro caminos, cada uno en una dirección, que salían a partir de ella. Desaparecían en la oscuridad, la cual aprovechaba Fran para infiltrarse con Pelos buscando una posición ventajosa cerca de su compañero.
Irvin paseo hasta el borde de la fuente y se detuvo con una pose lo más casual posible. No parecía nervioso, tenía la mirada fija en la fuente, y de vez en cuanto miraba a un lado o a otro, pero fijándose más en los grandes árboles que le rodeaban que en los caminos.
A los 15 minutos apareció un hombre negro bastante fuerte, con un abrigo de invierno de lo que parecía ser una chaqueta de una Universidad local. Se acercó a Irvin y comenzaron a hablar.
Parecían dialogar sin ningún tipo de problema o discusión.
Fran intentaba fijarse en el meneo de los árboles y los arbustos por el viento, por si en algún momento, no fuera un animal o... algo peor, el causante de tal movimiento. Parecía ser un día frío pero el cielo estaba despejado y se veía una luna menguante demasiado débil como para ayudar en su vigilancia.

Estaba forzando su poderosa vista mientras vigilaba lo que parecía un raro brillo detrás de uno de los matorrales cercanos a la pareja que dialogaba tranquila en el centro del parque. Los brillos se convirtieron en movimientos, y los movimientos comenzaron a ser bastante sospechosos. Puso sus ojos en esa dirección como si no existiera otro punto que observar y vió lo que parecían dos cabezas agachadas. Lo vio tan claro como si sólo existiera un muro de hojas agujereado de espacios más grandes de que las hojas mismas.
La luz de la farola vibró tenuemente con un final potente e instantáneo para volver a tener el mismo tono triste y flojo que tuvo durante toda el tiempo desde que llegaron.
-Pelos, quédate aquí...-susurró Fran antes de levantarse apuntando a los matorrales con "su" M16. Pero Pelos no estaba ahí. Se encontraba en ese momento subiendo a una rama del árbol más próximo. ¿Pero qué coño haces? dijo para sí mismo.
Salió de su escondite decidido a evitar lo que parecia inevitable, apuntando con el arma y gritó:- ¡Cuidado! ¡Tenemos compañía!
Pero era demasiado tarde. Antes de acabar la frase, dos individuos saltaban desde los matorrales con una katana y un bate de béisbol y se abalanzaban contra Irvin y su interlocutor. Irvin disparó una ráfaga, pero aunque pareció impactar en uno de ellos, no los detuvo y siguieron con su ataque.
Fran, que no se atrevía a disparar mientras estaban sus compañeros por medio intentó acercarse a la pelea lo más rápido posible.
Detrás del matorral, al otro lado de la fuente hay otro espiando, escuchó una voz conocida en sus pensamientos. Era su mascota, que oteaba desde la rama en la que se había posicionado.
Por fin apareces pensó Fran. Pero este pensamiento fue a la vez que su pensamiento de tener que atrapar a ese espía que podría ser de uno o de otro bando, quién sabe.
Corrió hacia el otro lado de la fuente dejando atrás a sus compañeros. No parecían necesitar demasiada ayuda. No Irvin, por lo menos.
Cuando se acercaba un tipo salió corriendo en dirección contraria a Fran adentrándose en el parque de árboles. Fran lo siguió hasta donde pudo. Hoy se me escapan todos... se culpó. Pero se quedó rastreando y mirando hacia arriba en los árboles. Parecía haber algo extraño... sobrenatural en una de las ramas del árbol que tenía directamente al lado. -Sal de tu escondrijo, baja y no te pasará nada.-gritó con cierta calma. pero nadie contestó. Probó una y otra vez. Y cada vez estaba más seguro de que no se equivocaba y que había alguien ahí. Viendo que no podía perder el tiempo, apuntó con su arma y disparó sin apuntar exactamente a ningún sitio pero dibujando un circulo en el aire.
Se escuchó un gruñido y de repente empezó a ver como si desapareciera la materia que se encontraba en una de las ramas, como si se unieran muchas partículas de algo desconocido para formar una figura de un hombre, que salia de la nada. Cayeron gotas de sangre sobre su chaqueta. -¡Baja!-gritó ahora con desafío.
Viendo que no se movía, sino que subía más, empezó a escalar, mientras sus uñas crecían velozmente y su mano se hacía más grande y mas potente. Cuando estaba cerca de él, le clavó las uñas, atravesándole más allá de los músculos y los huesos en la zona del tobillo. Tiró de él y lo lanzó al suelo.
El hombre cayó pegándose contra dos o tres ramas en el camino y gritando de dolor. Fran saltó encima de él y vió que estaba bastante herido como para poder moverse. Lo cogió poniéndoselo en el hombro y se dirigió rápidamente a la zona del combate.

Cuando llegó vio que aún seguían batiéndose. Pero el contacto, sin ningún tipo de arma le tocaba contra el que tenia la espada, y parecía necesitar ayuda. Fran dejó su peso en el suelo y de un zarpazo le arrancó el pie a su presa para que no se fuera. Salió corriendo a ayudar rápidamente al contacto.
Se situó detrás del de la katana y le arrancó un trozo de su flanco con la garra, a lo que este cayó enseguida al suelo y a sangrar sin poder hacer más que balbucear.
Por otro lado Irvin le daba un puñetazo al bate, partiéndolo en el camino de la trayectoria con la que su contrario le intentaba golpear, y aprovechando los segundos de extrañeza de su contrincante le golpeó en la cabeza con la empuñadura de su Glock, dejando aturdido y arrodillado en el suelo. A continuación le preguntó: -¿Quién os manda?- y le apuntó con la pistola.
No contestaba, le escupió en la mano.
-No le mates, puede que nos pueda contar algo - dijo Fran.
El contacto le miró y le dijo: -No importa matarle.
Fran miró con algo de desprecio, y se puso a un lado.
-Habla ahora.- Dijo Irvin.
No dijo nada. Tras escasos 5 segundos, Irvin apretó el gatillo a bocajarro varias veces. El que estaba arrodillado hace un momento desapareció en forma de ceniza con la fuerza del viento provocada por los últimos disparos.
-No tienes por qué defenderlos. Parece que has interrogado pocas veces. Si no hablan ahora, no hablarán nunca- explicó Irvin.
-Bueno, parece que tenéis mucha idea en estas cosas... yo no suelo hacer esto.- aclaró Fran, un poco asustado por la frialdad y el modo de actuar de Irvin. Había visto eso alguna vez. Pero nunca con la frialdad de un vampiro.
La farola volvió a brillar tenuemente para dar de nuevo la misma luz que anteriormente.
-Aún queda uno al que podemos preguntar.-dijo Fran. -¿A ese cenicero?-preguntó el negro señalando en la dirección donde Fran había dejado al espía. En ese momento se convertía lentamente en ceniza, empezando por la zona desprovista de su pie, y consumiéndose lentamente.
A sus pies, el de la Katana, parecía ser un Ghoul que ahora presentaba facciones de un viejo decrépito. Estaba muerto.
Fran se agachó y cogió la Katana buscando si había una saya detrás del cuerpo o en los arbustos desde donde atacaron.-Ahora... ¿qué?
El negro agradeció la ayuda prestada y comentó de nuevo lo que le había contado a Irvin. Se supone que tendrían que realizar un trabajo para entregar algo al señor con el que habló Irvin por teléfono. Por lo visto, éste era un esbirro del mismo.
Pelos apareció corriendo desde los matorrales y se le subió al hombro a Fran. -Gracias compañero- susurró Fran. Pero no hubo respuesta y Pelos se acurrucó en el interior de la gabardina.
-Viendo que sois un grupo tan... reducido, me veo obligado, en parte como agradecimiento, a formar parte de vuestro equipo temporalmente... porque no creo que fuérais capaces de infiltraros para conseguir el objeto que tenemos que extraer... sin ser vistos.-explicó el contacto con un acento del este de Alemania.-Yo me encargaré de la infiltración. Vosotros haréis de señuelo. Si todo sale bien, conseguiréis la información que necesitáis. Pero hoy tendremos que descansar. Es tarde, el sol se pondrá en menos de una hora. Buscad un refugio... si puede ser alejado del centro... No es seguro. Mañana nos vemos en el punto que os indicaré cuando llaméis a este teléfono -metió la mano en el bolsillo del abrigo y extendió la mano hacia Irvin con un papel.- Estaos atentos.-terminó de explicar. Se dio la vuelta y se fue por el mismo camino del que había venido.

Irvin miró el papel, guardó el número en su móvil y se encaminó al coche. Fran lo siguió.
Irvin condujo a una casa a unos 10 minutos de donde estaban.-Aquí podremos pasar la noche. Sé que no es de tu gusto, pero es un refugio de los nuestros, y es seguro, según mi colega.-dijo Irvin.

Salieron del coche. Entraron una bodega exterior de una casa y cerraron la puerta detrás suyo.

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