jueves, 6 de octubre de 2016

Indiferencia o interés

Según mi opinión hay siempre una época donde uno se acostumbra a hacer de los desconocidos amigos temporales. De las ocasiones especiales la rutina y de los amigos la última elección.

Cada vez hago más cosas espontáneas. Me cuesta hacer planes fijos, quiero decir, planeo estar en un sitio como si se tratara de una región con cierto radio de acción. Y hago planes con la gente según me encuentre o las ganas que tenga. Esto es sólo una reacción a la costumbre actual de cancelar los planes o retrasarlos en el último momento gracias a la tecnología que nos rodea.

Llevo soltero un tiempo y he aprendido algunas cosas después de vivir sólo hasta ahora (aunque me cueste reconocerlo, se echan de menos algunas cosas de las relaciones sanas, al fin y al cabo somos seres sociales).

Quería hablar de hacer planes con la gente en general. Uno intenta asegurar que no está sólo o tener diversión en el futuro próximo, sobre todo, con el fin de relacionarse y pertenecer a la red social por medio de los planes. Es como ahorrar para comprar algo. Con esto se evita un problema, una molestia y a cambio se invierte en una amistad o en compañía para que repercuta positivamente en nuestra salud.

Desgraciada o afortunadamente creo que planear está sobrevalorado. En mis últimas experiencias (quizás debido a mi juventud o al tiempo en el que vivimos con redes sociales de todo tipo) he aprendido también que se pueden conseguir beneficios cuando reina la espontaneidad.

He conocido gente y he podido pasar más tiempo con ella, tal como yo deseaba en ese momento, sin tener que ceñirme a un horario fijo, es más, compartiendo los planes de otra persona como un observador y un participante de un juego donde se desconoce cuál es la siguiente prueba. Sin cumplir órdenes que mi anterior yo, aquél yo días o semanas menos evolucionado, creyó oportuno establecer. Que pensó que sería la mejor forma de pasar el tiempo y me llenaría de esa felicidad calculada con factores totalmente variables y nada fiables. ¡Es una locura! ¿Cómo podemos encarcelarnos con promesas y planes de por vida? Sin preguntar a nuestro yo futuro qué es lo que él necesita en ese momento. El mundo está lleno de personas, si contamos sólo el factor humano, que pueden provocar un cambio en tu pensamiento como lo provoca un trago de alcohol en tu coordinación corporal.
Tu forma de ver o vivir las cosas cambia gradualmente o de repente. Y también te ves en el momento sin tener necesariamente las ganas para hacer lo que tenías planeado. E igual no te haces la pregunta de "quién te manda hacer planes por tí mismo", y sí te culpas o te sientes mal y decides abandonar o seguir y "cumplir". Implicando que ni tú te lo pasas bien desde un principio ni tampoco los que te acompañan... aunque puedes tener suerte y llegar a pasarlo bien, pero es un riesgo que has de tomar. El punto al que me refiero es al mal comienzo en sí y a todo lo que puede cambiar la situación respecto a cómo nos la habíamos imaginado antes. Debido a una gran cantidad de variables como el factor ambiental, los cambios bruscos, la salud, las noticias y novedades, la salud de los tuyos, el ánimo de aquellos a los que quieres...
¿Para qué vas a hacer planes que oprimen tu libertad y causan estrés y dolores de cabeza? ¿Merece la pena? ¿Nunca habéis tenido la sensación de haber hecho un plan tan lejano que con el tiempo se ha convertido en ideal y cuando llega el momento te esperas mucho más de lo que realmente de deberías esperar, suponiendo un fiasco?

He notado que últimamente tengo miedo a "quedar" con demasiado preaviso. Si me preguntan contesto que no sé si podré. Como mucho digo que es "mi intención" acudir o me apetece... Pero quién sabe "si pasa algo antes". ¿Miedo? ¿Desconfianza de la gente? ¿Falta de planes que realmente te gustaria hacer? Quizás sea más una defensa de las esperanzas rotas. De que las personas tengan en sus manos tu estado de ánimo. No quiero alegrarme porque voy a ver a alguien. He tenido suficiente de estar sólo al final porque no viene la gente con la que he quedado o que rompan filas antes de tiempo. Prefiero no quedar. La ventaja es clara. Puedo hacer lo que quiera cuando quiera, quizás con un esfuerzo temporal y económico más alto. Desventaja puede ser que la gente deja de contar contigo... ¿no?

En las condiciones en las que me encuentro, las ventajas son más. O mejor dicho, las desventajas se convierten a su vez en ventajas. Como he dicho, somos animales sociales. Necesitamos sociedad y tenemos miedo a perderla porque implica desasosiego, intranquilidad.

Cuando eres tan espontáneo, la gente te tacha de incalculable, difícil de "pillar", inestable. Pero siempre hay conexiones, gente con la que te entiendes mejor y te valora. O simplemente gente que sí desea estar contigo y compartir contigo su existencia. Por egoísmo, por naturaleza, por interés o por diversión. Pero al fin y al cabo por interés propio. Porque les provocas bienestar. Esto es mutuo, lógicamente, o mejor dicho, sin especificar, en la mayoría de los casos ocurre contigo también. Necesitas la presencia de la gente, o de cierta gente en tu vida. Y aquí, y sólo aquí llega el momento del compromiso. Sí... acepto la necesidad del compromiso. Pero enumerando los factores que han de existir y las condiciones que se tienen que dar.

Si existe "feedback". Retroalimentación. Entonces se trata de una relación sana. Si la gente de verdad quiere que estés presente en su vida hará que sus planes sean hasta cierto punto dependientes de los tuyos. Tu debes desarrollar la inteligencia para saber cuándo la gente quiere de verdad formar parte de tu vida y siente que tú eres sano para ellos.

Si alargan tanto el tiempo para ajustar sus planes hasta que tú tomas una decisión o defines tus intenciones, se trata de una persona con interés en construir, cultivar, desarrollar o simplemente, mantener una relación contigo. Ya sea  amistad, amor, laboral o simplemente conveniencia. Es tu decisión aceptar  las condiciones del "contrato" una vez has conseguido leerlo. Sin metáforas... Es tu decisión aceptar o no lo que se te ofrece una vez has conseguido determinar y valorar qué es lo que estás a punto de adquirir, según tu instinto o experiencia.

Planear es sano cuando se hace con responsabilidad y se es consecuente.
Mi consejo... no encierres tu futuro tan pronto si no lo tienes seguro y mantén siempre un trozo de libertad o una ruta de escape que puedas moldear con la creatividad y el ingenio que nos diferencia de otras especies. Desgraciadamente, necesitamos cosas más complicadas para ser felices porque somos máquinas dependientes del prójimo. Aprende a controlar y reducir esa dependencia. Porque toda dependencia puede llegar a ser mortal.

lunes, 11 de enero de 2016

Paradoja - Capítulo 5 - Las ratas hablan

7 de Noviembre de 2010
06:15 am. Fábrica abandonada a las afueras de Dresde

No había conseguido mucho ese día, pero solía ocurrir que uno desconocía lo importante que podía ser la información, por muy reducida que fuera. Él no llevaba mucho en el oficio, en comparación a otros colegas suyos como Gunter, y el resto gente de su "oficina" en Lepizig. Espero que me sirva, por lo menos, para que me manden otras actividades menos arriesgadas...

Se secó el sudor de su arrugada frente con cuidado de no tocar los pequeños bultos que a veces aún le dolían sólo al pensar en su transformación después del abrazo.
La tenue luz de una linterna de mano alumbraba levemente el trozo de papel que ahora mismo tenía en la mano. El documento tenäia algunas manchas húmedas provenientes de la repisa de piedra sobre la que había escrito.
Las goteras se escuchaban torpes de fondo y una pequeña corriente de aire fétido movía tanto la hoja como la tela rota de su manga.

"7 de Noviembre de 2010
Ref: Irvin Tolstoi

Encuentro fortuito en nave industrial a las afueras de Dresde. Información recibida correcta.
Descubierto refugio con defensas basadas en rituales de sangre. Posible implicación Tremere.
Un vástago Gángrel con un Hurón de mascota trabaja aparentemente con él.


Seguiré en contacto.
Raven"

Dobló el papel con el cuidado de un cirujano y empezó a realizar unos sonidos extraños con la boca.
Enseguida vendría esa maldita rata voladora para terminar su trabajo y podría descansar por fin.

Paradoja - Capítulo 8 - Ingredientes

9 de Noviembre de 2010.
07:06 am hora local. A orillas del lago Onega. Rusia


Se sentó en la butaca del salón. Se trataba de una casa bastante modesta para un Vástago de su nivel. Aunque se tratara de una Suite bastante cómoda bajo nieve preparada para seres de su raza, deseaba que empezara la acción cuanto antes. No era un zar ni tampoco del tipo que se queda mirando como todos se matan entre ellos sin que el tenga que mover un dedo. Odiaba saber que se estaba perdiendo todo lo que se cocía en Europa por ser una de las figuras más importantes del plan. Tenía que preservar su no vida ante la de todos los demás de la organización y eso, para un ser que tenía varios cientos de años a sus espaldas en los que siempre luchó por sus ideales, vivo y muerto, era bastante arburrido.
No le preocupaba su vida más que la de sus soldados rasos. Pero sabía bien lo que conlleva una gran responsabilidad.
Si todo salía según lo planeado en Berlin, podría comenzar la nueva Cártago desde el centro de Europa. Puede que fuera una locura, pero no más de lo que era ya la eterna lucha entre chiquillos de la Camarilla y Sabatt sin darse cuenta de que así no ofrecen resistencia a la Gehena. Pero esto ya era mucho hablar.

Estaba pensando ya en descansar, era bastante tarde y ya le costaba mantenerse despierto, cuando recibió una llamada de uno de sus súdbitos, o mejor dicho, de sus compañeros de armas, como el gustaba decir.
- ¿Es una línea segura?... De acuerdo,... Bien. ¿Irvin está a salvo?... ¿Un nuevo aliado?...- se levantó de la butaca y comenzó a pasearse por el salón.- Es bastante inteligente para saber si merece la pena contarle algo o simplemente ha de usarle...- frunció el ceño un momento- Está claro que le están siguiendo... Ok, es lo bastante cerca... ¿Has encontrado a algún posible... voluntario? - jugueteó con las zapatillas, mientras sacaba el pie y plegaba los altos pelos de la alfombra. - Lo dejo en tus manos, si es posible mándame un informe de forma segura. El vuelo a Kassel ya está preparado.... Alexei está organizando el refugio y espera tu entrega para el ritual. Informa a tu llegada...-se detuvo un momento observando que empezaba a amanecer y fue a bajar las persianas especiales- Tranquilo. No se lo tomará a mal. Mientras le sigan a él, el resto podrá trabajar... Descansa.

Vladimir caminó hasta la esquina donde había un enchufe a dejar cargando el aparato... Nunca confiaría en ese aparato lo suficiente como para dejar que su batería bajase más de un cuarto del total. Los tiempos actuales cambiaban todo lo que le rodeaba a una velocidad terrible.

sábado, 9 de enero de 2016

Paradoja - Capítulo 10 - El clan (Recuerdos de Fran II) Segunda parte

Las garras se hicieron uno o dos centímetros más grandes. Sus músculos se tensaron y algunas de sus vertebras crujieron en su espalda. Su rostro era odio y su cuerpo el canalizador. De un salto embestió al hombre lobo que le sacaba 1 cabeza en todas sus dimensiones. El engendro se giró y le rechazó con bastante facilidad. Ahora tendría que acabar con él antes. En cuanto pudo recomponerse embistió de nuevo con las garras por delante. El hombre lobo hizo lo mismo y chocaron en el aire cayendo con las garras unidas en una lucha de fuerza. El vástago intentó ganar en fuerza pero esa no era su lucha. Se separó y esquivando un puñetazo del lupus le clavó las garras en el flanco, una y otra vez. Un codazo del lobo le despidió varios metros. Pero su odio sólo se vio aumentado por el hambre que cada vez le golpeaba y quemaba más por dentro. Se levantó de nuevo y le atacó frontalmente de nuevo. Esquivó de nuevo la garra del hombre lobo y con la rapidez que nunca había tenido antes dirigió sus dos garras a su cuello y se las clavó hasta donde pudo llegar con la fuerza que había obtenido con sus últimas reservas de vitae. El lobo aulló fuertemente y cayó al suelo con el vampiro con sus garras parecía formar uno con la bestia peluda. En cuanto el cuerpo del lobo tocó el suelo, la inercia de la caída y el hambre impulsaron al hijo de Caín a saciar su sed clavando sus colmillos sobre la carne del cuello del lobo. Cuando hubo tomado suficiente, Fran salió a la superficie y la bestia se ocultó saciada, por el momento, en la cárcel que era el cuerpo terreno de su portador.
Se levantó como drogado por el placer de haber bebido hasta no poder más. Observó como Peryl acababa con el lobo con un último zarpazo y su sire estaba depié esperando al vampiro restante que venía de la nueva partida que se acercaba peligrosamente después de haber eliminado al lobo que les atacaba. Tenía un subfusil y los tres vampiros veían como se acercaba con el arma.

Nathan saltó hacia él. Se defendió disparando pero antes de que se hubiera dado cuenta, Nathan le había saltado encima clavado las garras en el cuello, cada una a un lado, y dejando sus pies en su pecho. Antes de que calleran al suelo por la inercia, Nathan, separó la cabeza de su cuerpo con la fuerza de sus piernas y tirando a modo de sacacorchos. Se había acabado.


Se quedaron los tres formando un triángulo bastante equilátero mirándose durante unos minutos.
Fran comenzó a sentir que algo le hervía dentro. Veía borroso. Se quedó de rodillas. Estaba perdiendo la fuerza. Y en unos segundos, perdió la consciencia.

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Se encontraba en una cueva. Todo estaba oscuro y no escuchaba nada. Le dolía todo. Un profundo dolor en su interior le dejó de nuevo sin fuerzas y volvió a dormirse.

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Se despertó entre dolores. Algo luchaba dentro de él. Esta vez pudo ver que había más luz proveniente de un punto del habitáculo en el que se encontraba. Parecía una cueva. Alguien le habría dejado ahí. Dolor... Y calló inconsciente.

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Mucha mas luz que la última vez. ¿Por qué tengo las garras....?
-¿Hay alguien ahí? - dijo muy suavemente, aunque su intención había sido gritar.
Algo se acercó. Parecía ser Nathan.
-Paciencia.-dijo - Descansa chiquillo.
Fran cerró los ojos.

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La cueva volvía a estar bastante oscura. El se encontraba mejor. Se levantó con dificultad. Se sentía como si le hubieran propinado una paliza el día anterior.
-Deberías descansar.- Dijo una voz al fondo de la cueva.
-Estoy mejor...- explicó Fran. - ¿Qué me pasa?
-No lo sabemos exactamente. Toma esto.- se acercó y le dió una bolsa de sangre que Fran bebió con ansia.- Ahora deberías descansar. Pero antes, usa esto - Nathan le lanzó una cuchilla de afeitar que Fran no pudo coger al vuelo. Fran se tocó la cara. Tenía una barba que en vida hubiera necesitado varios meses para crecer hasta por debajo del cuello. Se volvió al lugar donde estaba tumbado al principio. Se afeitó la cara como pudo y se quedó unos minutos pensativo.
Fran se tumbó y volvió a dormirse como si no hubiera descansado en mucho tiempo.

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Fran se encontraba muy bien esa noche. Se levantó casi sin molestias, se afeitó a duras penas con la cuchilla que aún conservaba de la última vez y se dirigió a la zona de la que provenían algunas voces. Cuando llegó a la boca de la cueva vio a su sire murmurando apoyando la espalda contra la pared rocosa de la caverna y las piernas cruzadas.
-Buenas noches. ¿Dónde estamos? ¿Qué ha ocurrido?
-Todo a su tiempo. Estamos en el bosque negro, pero en una zona relativamente segura. Estábamos esperando a que te recuperases.
-¿Cuánto tiempo llevo descansando?
-Dos meses.
Fran sintió como los músculos de su garganta se comprimían a modo de tragar saliva. Era imposible que hubiera tardado tanto en recuperarse, el se sentía bien al terminar la batalla.-¿Qué fue de los otros vampiros? ¿No hubo más lobos?
-Eso no importa ahora. ¿Cómo te sientes?
-Bien.

La luna creciente dejaba entrever parte del bosque a la distancia. La boca de la cueva daba a un terraplén que caía en cuesta lo suficiente empinada como para dificultar una bajada sin utilizar las manos para sujetarse.
-Bebiste sangre de Licántropo. No sabemos que te puede ocurrir. Hay muchas leyendas y tonterías... Por ahora sólo puedo ofrecerte mi ayuda si en algún momento tienes problemas relacionados con ese tema. Por lo demás deberías de poder sobrevivir sólo.
-¿Qué era esa cosa?
-Son hombres lobo. Y aquel del que bebiste era uno de los que no pueden adquirir la forma humana, pues son lobos antes que nada, llevados a las filas de los licántropos. Hay distintas tribus entre ellos. Los Garou,
Nathan alzó la mirada hacia la parte superior de la entrada. La luz de la luna le daba de frente y mostraba su expresión cansada.
Fran miró en la misma dirección y titubeó al ver una forma oscura a cuatro patas con los ojos endemoniadamente rojos que, si hubiera sido aún humano, le hubiera cortado la respiración. La luna detrás de él no le permitía ver su cara ni diferenciar bien los colores o la ropa que llevaba encima. De todos modos, podía reconocer los ojos de Peryl aunque estuviera medio ciego. Tal era el estigma que le habían dejado esos ojos en lo profundo de su cogote.
-Peryl. Caminante del bosque negro.
-Nathan, Defensor de nuestros antiguos.
Fran dirigió la mirada a uno y después a otro frunciendo el ceño.-Fran, el novato - concluyó.
Nathan dejó que se le escapase una pequeña sonrisa.-No por mucho más tiempo. Tu tiempo de instrucción básica ha pasado. Has aprendido mucho, y aún te queda más por aprender. Pero lo has hecho bien y creo que no necesitas más de mis cuidados... por ahora. Bienvenido al clan Gangrel, Fran, rival de los Garou.
Fran le miró con cara de extrañado, pero parecía satisfecho con el nombre de su bautizo. Quizás un poco exagerado... pensó con humildad.
Nathan se acercó y le dio un papel.-Manda un telegrama si me necesitas pero no esperes una respuesta rápida. Si no, convoca a los nuestros. Pero sólo si es muy necesario. - Recortó la distancia rápidamente, lo cogió con las dos manos mirándole a los ojos, le mostró una sonrisa de oreja a oreja y le impulsó con la fuerza de un titán por encima de su cuerpo lanzándole cual peso pesado a una distancia inhumana colina abajo. Fran no pudo más que sorprenderse sin poder reaccionar a tiempo para evitarlo. Cuando se dio cuenta estaba volando descontrolado a través del bosque, chocando con varias ramas en su camino hasta que llegó a tocar el suelo con su cuerpo y rodando violentamente hasta que se detuvo después de acabar totalmente enfangado y lleno de hojas y ramitas del suelo.
Se levantó, sonrió y cuando se hubo orientado, comenzó a marchar hacia el este.

Paradoja - Capítulo 9 - El clan (Recuerdos de Fran II) Primera parte

La aldea acababa de ser atacada. Fran y Nathan, su sire, se encontraban sentados contra dos árboles en el interior del bosque cercano al pueblo. Habían salido de allí en cuanto se dieron cuenta de que no se trataba sólamente de un Vampiro desperdigado, sino de una manada Sabbat. Nathan era más bajo que Fran pero algo más opulento. Tenía pelo rubio semilargo apelmazado y lleno de polvo que lo hacía parecer casi rasta. Tenía numerosas pecas y sus facciones cansadas y casi ancianas demostraban el desgaste del paso de los años... como vampiro. Nathan meditaba sentado en el suelo sin ningún tipo de muestra de preocupación en su rostro. Pero Fran sabía, a pesar de su inexperiencia, que entrar en el Bosque Negro no era mejorar el plan.
Nathan se levantó al cabo del tiempo, se dirigió a un árbol y empezó a dibujar algo con sus garras.
Fran le siguió y manteniendo cierta distancia le preguntó qué estaba haciendo.
-Paciencia.
Debí haberlo supuesto... Comenzó a dar vueltas nervioso.
Nathan parecía haber completado una traza de tres rayas horizontales y rodeaba el árbol hasta quedarse exactamente en la parte contraria al dibujo inicial.
Cuando acabó fue a realizar lo mismo en otro árbol cercano.
La noche era clara debido a la luna llena. Se podía ver a una gran distancia a través del bosque, además los árboles estaban bastante separados los unos de los otros. Fran pisaba con cuidado de no hacer demasiado ruido para no molestar a su sire en lo que empezaba a parecer algo más que un simple entretenimiento al ver que había completado el mismo dibujo y se dirigía a otro árbol cercano.
-¿Tiene algún tipo de explicación lo que estás haciendo?
-Paciencia.
Fran se alejó un poco de la zona a controlar dónde se encontraban. Hacia el oeste, a lo profundo del bosque se oía un arroyo. Al norte una zona fangosa y al sur subía una colina que parecía bastante escarpada después de unos 100 metros. Al este se encontraba el camino de vuelta al pueblo.

Cuando Nathan terminó con el cuarto árbol se dirigió al árbol del centro del cuadrado que formaban los que había marcado. Esta vez realizó dos marcas verticales, una a cada lado, una en el lado norte y la otra en la cara sur del árbol. Escaló el árbol y Fran le siguió. A los minutos de otear en la lejanía bajaron los dos.
-Sígueme.-dijo Nathan tranquilo.
Recorrieron una línea bastante recta hacia el sonido del arroyo. Cuando llegaron encontraron un riachuelo de un metro de anchura que a veces se retorcía y realizaba pequeños saltos de como mucho medio metro de altura. Las hojas verdes y helechos se agrupaban a la orilla. Era una noche de verano bastante calurosa y pero la vegetación a los pies de los pinos era muy poca, pues se trataba de un suelo bastante pobre en verde y con más tonos marrones oscuros como de tierra húmeda.
-Espero que recuerdes como volver.- dijo Nathan sin expresión ni dejar de avanzar.
Pasaron a recorrer el río dirección norte sin sacar los pies del agua, que apenas cubría por encima de las rodillas, para evitar dejar rastro. Después de unos 20 minutos Nathan saltó del agua y se encaramó a un pino cercano del lado este del río. Fran se quedó esperando.
Nathan bajó rápido y se acercó a marcar de nuevo un árbol.- Tienes que ir de nuevo al punto donde dejé las marcas. No te acerques. En el momento que puedas controlar la zona y veas las marcas súbete a un árbol y quédate vigilando. No ataques. Sólo vigila.
-¿Qué hago si me descubren?
Se detuvo con la zarpa llena de pelo que tenía por mano -Reza porque no aullen.
Fran creyó sentir como sus intestinos muertos se removían inexplicablemente en su estómago y sin detenerse más tiempo echó a correr hacia la zona indicada volviendo por los pasos recorridos.


Cuando alcanzó a ver la zona donde se encontraban los árboles marcados escaló a uno de los árboles más gruesos que encontró. Decidió subir hasta arriba para echar una ojeada. Las puntas de los pinos se movían bailando con la suave brisa de viento caliente proveniente del sur como si de un baile se tratase. La luz de la luna alumbraba la cima rocosa hacia el sur pero no alcanzaba a ver nada en ninguna de las otras direcciones. Sólo un poco de luz se vislumbraba en dirección al pueblo.
Cuando bajó bien pudieron pasar dos horas hasta que hubo algo de movimiento.
Se trataba de una cierva que se acercaba a uno de los árboles cercanos como olisqueando con el morro hacia arriba. Se movía lento pero sin miedo. Según Fran era un animal demasiado confiado para el lugar donde estaba y su comportamiento también resultaba del todo cuestionable, pero decidió esperar.
La cierva olisqueó el resto de árboles y el central. Luego olisqueó el suelo y en un momento saltó corriendo hacia el mismo lugar del que había venido. Maldita sea, igual debería haber hecho algo...

A la media hora pareció haber movimiento otra vez. Pero esta vez no se trataba de una inofensiva cierva. Era un hombre. Se acercaba acechando la zona, con pasos lentos hasta la zona marcada.

Las marcas no parecían llamarle la atención. Pero miraba alrededor en busca de algo... o de alguien. Fran pensó que debería actuar. Igual podría ser ayuda. Igual ese era el plan de Nathan.
Después de pensarlo unos minutos y sin poder aguantarse más realizó unos silbidos en dirección al hombre, que se giró hacia él.
Se agachó lentamente y salió una sombra de su brazo que empezó a acercarse hacia Fran rapidamente. Parecía ser alguna especie de roedor, bastante grande para ser un ratón normal.
La bestia que se acercaba se paró a unos metros del árbol de Fran y comenzó a hacer algunos ruidos... Fran intentó escuchar con atención.
- Baja.... Cobarde...- parecía decir la gran rata en su peculiar idioma.
Fran abrió los ojos como platos y se quedó unos segundos pensando en lo que había dicho la rata como si no estuviese del todo claro. De repente volvió a la realidad y bajó decidido a plantar cara a lo que él mismo había buscado.
La rata volvió a su dueño pero al llegar a él pareció haber un pequeño diálogo entre los dos y la rata se fue en otra dirección.
Fran se acercó despacio hacia él. Cuando estaba aproximándose a unos 10 metros del cuadrado se dio cuenta de que la cierva de antes estaba rondando la zona como esperando mientras comía la poca hierba que encontraba.
-Soy Peryl, caminante del bosque negro. ¿Quién eres tú?
-Yo soy... Fran.
Peryl era un tipo bajito de tez morena. Su acento sureño hacía pensar a Fran que se trataba de uno de sus compatriotas,... o tal vez italiano o griego. Sus ojos rojos como el fuego causaban terror, o al menos inseguridad. Debe ser su maldición... 
Después de una explicación de por qué estaba en el bosque sólo espiando el paso y de quién había realizado los cortes en la madera, Peryl parecía conocer a su Sire y ofreció su ayuda de inmediato.


Llevaban medio camino hacia el río cuando oyeron ruidos de madera rota y resbalones en la tierra que bien parecían provenir del lugar donde debía encontrarse Nathan. Parecía estar en apuros.
Peryl, que lo había escuchado más claramente, dejó de seguir la ruta segura de huellas y salió corriendo de modo inhumano en línea recta hacia el origen del sonido. Fran le siguió como pudo.


Nathan estaba rodeado por tres tipos de negro que llevaban armas como bates de béisbol y puños americanos. Uno de ellos tenía garras. Antes de que Fran se diera cuenta Peryl estaba impulsándose con un árbol para llegar dándo un salto sobre uno de los combatientes que tenían rodeado a Nathan.
Fran sin dudarlo aumentó su velocidad y se dirigió al que tenía los puños americanos a la derecha de Nathan. Gritó a la vez que sus manos de dedos largos se convirtieron en garras afiladas y cuando se encontraba a unos metros de su contrincante, que estaba un poco sorprendido, se tiró resbalando con las piernas por delante y dirigió sus garras directamente a las piernas del pobre individuo. Este hizo un gesto de intento de saltar para esquivarle pero no fue lo suficiente rápido.
Cuando Fran había dejado atrás a su oponente, este aún estaba cayendo por su propio peso hacia delante mientras se miraba a sí mismo como se separaba su muslo de la parte inferior de su rodilla.
Fran se recuperó y volvió a por él saltando con las garras por delante. Cuando el indefenso vampiro se había dado la vuelta en la tierra sólo pudo ver la expresión de odio de la cara de Fran mostrando sus colmillos. Su estomago había sido atravesado por ambas garras en el momento de girarse.
-¡Fran! ¡Atento! - Nathan gritó mientras dejaba fuera de combate al del bate de béisbol al partir el bate con su garra y golpearle con sus duras (aunque estropeadas) botas en la boca.

Fran sintió un empujón relativamente débil para la criatura que pudo ver al volverse para defenderse.
Se trataba de un engendro de dos metros con forma de hombre pero que más parecía un lobo a dos patas. No tenía ningún tipo de ropa, pero viendo la cantidad de pelo que le recubría el cuerpo no parecía necesitar algo semejante. Gruñó mientras habría sus fauces y golpeaba con una de sus patas traseras sobre el suelo. Fran se colocó en posición de defensa con las garras por delante y seguidamente el licántropo le golpeó con una de sus garras lanzándolo a varios metros de distancia.

Nathan se interpuso entre ellos y le gritó a Fran que se encargara de los otros. ¿Los otros?
Fran miró hacia la pelea de Peryl. Parecía defenderse bien pero su contrincante era duro de roer. Más allá, riachuelo arriba, se acercaban dos lobos enormes y otro salía disparado en dirección hacia el este. Fran se interpuso entre Peryl y los lobos y miró a su sire que se batía como podía con una fiera que él no había visto en su vida... ni su no vida. Su bestia interior quería salir para sacarle de allí en cuanto pudieran. Pero Fran hizo un esfuerzo sobrehumano y se negó rotundamente a caer en el descontrol abandonando a sus compañeros.

El lobo que se alejaba de los otros dos parecía tener como objetivo otros tres hombres que se acercaban hacia ellos, uno con un arma de fuego que empezó a disparar contra el lobo.

Los lobos se acercaban cada vez más, Peryl acababa de tirar a su contrario al suelo y lo remataba haciendo crujir su cuello con una patada. Fran pensó en como podría acabar con esa fiera. El otro parecía bastante fuerte.

Nathan salió despedido unos siete metros en una de las embestidas del lupus, pero se levantaba de nuevo rechinando los dientes y presentando batalla una y otra vez.
Fran vio que se acercaba uno de los lobos hacia él y decidió esquivar su placaje ocultándose detrás del árbol que tenia a su lado en el último momento. Esto sólo le dio unos segundos ya que el lobo se volvió casi instantáneamente. Ahora eran el uno contra el otro y se miraron a los ojos durante unos segundos que parecieron a camara lenta. Entonces los dos saltaron y se enzarzaron rodando por el suelo.

Fran intentaba evitar sus mordiscos dándole uno y otro zarpazo. El lobo parecía duro, pero Fran sentía que podría con él. Consiguió separarse de él pero cuando intentó levantarse el lobo le mordió el pie y le tiró de nuevo al suelo. Aunque el mordisco resultaba especialmente doloroso, como si le desgarrara de una forma que no había sentido nunca, hizo de tripas corazón, se reincorporó como pudo y sentado propinó un zarpazo que le obligó a soltarle. Cuando el lobo volvió a atacar, Fran colocó las garras en forma de gancho y resolvió a incarlas en el pecho desnudo del lobo que saltaba intentando morderle la cabeza. El lobo gimió y en segundos se convirtió en lo que parecía una piel inerte dejando babas en la cara de Fran que tenía la espalda contra el suelo y apenas se le veía debajo del cuerpo inerte del lobo.
Peryl a unos metros peleaba con el lobo restante y Fran seguía luchando con su bestia interior. No puedo huir ahora...
Se levantó arrodillado y vio como el cuerpo de su sire estaba en el suelo y la gran bestia se acercaba peligrosamente con pasos pesados pero cada vez más cerca de él.
Un paso. Otro paso. Otro paso. Peryl no podía ayudar. Otro paso...



Paradoja - Capítulo 7 - Cortando cables

9 de Noviembre de 2010.
02:16 am. Alcantarilla de la mansión Toreador. Dresde

Habían pasado ya dos horas desde que entrara allí. No estaba animado y eso no ayudaba.
Vaya mierda de noche... No tengo ganas de subir ahí arriba pensó.

La alcatarilla seguía igual de monótona. Nadie se había movido detrás de las rejillas. Nada. Pelos miraba de soslayo a su amo. Parecía comprender lo que le pasaba. Pero también parecía que no le importaba en absoluto. Seguía limpiándose el morro cada 5 minutos. Como de costumbre.



Parece que se escucha algo ahí fuera... A los cinco minutos alguien golpeaba suavemente la rejilla por donde el debía entrar en algún momento.
Un chico de unos 25 años estaba golpeando con una barra llamándole desde el interior del edificio.
Fran dudó un momento y se incorporó rápidamente para acercarse.
-Soy Ferdinand, ¿vienes por Frosch? - preguntó el tipo rubio que se encontraba con la cabeza cerca de la rendija pero la suficiente distancia de seguridad que pudiera ser necesaria.
-Sí, ya era hora. ¿Son eso sirenas?
-Parece que ya han activado las alarmas. Tenemos que ir rápidamente arriba. El edificio se está quedando vacío.
-Pensaba que sólo iban a apagar las luces y no iba a haber alarmas...
-Lo mismo digo. - Ferdinand estaba abriendo la rendija con ayuda de Fran.

Una vez dentro, en la bodeja se dispusieron a subir rápidamente para buscar el ansiado objeto.
Pero al subir por la escalera a una habitación del piso bajo no encontraron ningún tipo de persona o vampiro. Sólo objetos tirados por el suelo, como si hubieran salido con mucha prisa del lugar. Los muebles parecían estar intactos. Las luces seguían encendidas. Debe haber algún motor que haga saltar luces de emergencia... pero todas las luces siguen encendidas...

Subieron entonces al siguiente piso, por indicación de Ferdinand, con precaución por si se encontraban con resistencia de algún tipo.
Al llegar se encontraron con un largo pasillo recorrido por una alfombra roja. Esta vez siniestramente decorado con sangre en las paredes y trozos de papel decorativo de la pared se deshilachaban hasta llegar al suelo o colgando aún formando girones.
Al fondo del pasillo había un cuerpo un poco extraño para ser de un humano. Se encontraba con una posición nada natural en el suelo con la cabeza y el hombre derecho levantado apoyados en la pared. Eso permitía ver su cara desgastada por lo que parecía haber sido, sino alguna década, casi un siglo.
Parecía una momia vestida de lo más elegante con un traje negro y camisa blanca... agujereadas.

Decidieron entrar por la primera puerta a la izquierda antes de seguir el pasillo a lo que parecía la puerta de una habitación de una persona importante.
La habitación parecía ser una sala de exposiciones, pero no la que se mostraba esa noche. Era amplia y tenía espacio suficiente para más obras de las que había. Las estatuas y otros grandes objetos eran difícil de reconocer debido a la tela blanca que recubría cada uno de ellos. La luz estaba apagada pero una de las ventanas estaba abierta y dando ciertos golpes aritmicos debido al viento.

A Fran no le gustaba el detalle de la ventana. Además juraría que había visto moverse una de las telas de un modo bastante extraño para ser la corriente. Paró a Ferdinand con la mano izquierda e intentó mirar más fijamente la zona donde creía haber visto algo. -Sal de ahí, quien seas.- Exclamó.

La sombra detrás de la tela se movió como intentando ocultarse más. Era obvio que la inquieta tela de la estatua no le estaba ayudando a ocultarse.
Cuando el blanco se retiró para mostrar una figura bastante humana detrás de ella, esta se alzó de un salto y se movió rápidamente hasta 5 metros de Fran con lo que parecía un arma en la mano. Fran ya le apuntaba cuando, gracias a la poca luz de la luna que se difundía por la habitación le permitió discernir el rostro de Irvin. -¡Maldita sea, Irvin!
-¿Le cononces?
-Claro, él es el que se encargaba de apagar las luces y...
Antes de que terminara la frase, Irvin bajó el arma rápidamente y con una mueca de preocupación le cortó: -¡No me dio tiempo a cortar ningún cable! He venido en cuanto he podido después de escuchar la alarma. Subí por el acanalado de la fachada.
-¿Que no has cortado los cables?
-No, alguien más estaba interesado en entrar aquí esta noche.
-Eso explica los cuerpos y el desastre ahí fuera.
-¡La piedra! ¡Tenemos que encontrarla!- salió de la habitación como un rayo y los dos restantes le siguieron.
Ferdinand entró en la habitación del fondo del pasillo ignorando el cuerpo en el suelo.
Cuando entraron Fran pudo llegar a ver un cuerpo saltando por la ventana entreabierta a su izquierda.
Dio un salto hasta llegar a la ventana y vio a cuatro personas distintas alejarse por el jardín a través de los arbustos. Era difícil asegurar cuál era el que había salido de un salto, si es que no había tenido una especie de aparición. De todos modos, parecía sentirse de nuevo un poco más animado.

Al darse la vuelta, vio a Ferdinand mirando en el suelo entre papeles y distintos objetos de oficina que se esparcían por lo que parecía ser un despacho de alguien adinerado. El escritorio parecía de madera maciza tallado de una forma un poco anticuada según el gusto de Fran. Dos cuadros que aún se mantenían medianamente en la pared representaban batallas de la época napoleónica. Uno de ellos tenía el motivo de una carga de caballería contra una infantería de soldados con colores verdosos y rojizos en su uniforme que esperaban desordenados lo que parecía su fin.
En los muebles no había un cajón en su sitio. Las puertas estaban abiertas y lo que seguramente había pertenecido a su interior se encontraba ahora haciendo una desordenada alfombra de atuendos caros pero pisoteados.
Irvin buscaba en un tocador algún objeto de valor.
-No puede ser, no está aquí.- murmuró Ferdinand lo suficiente nervioso como para que lo escucharan sus dos compañeros.
Pasaban los minutos y todos los objetos que encontraban Irvin y Fran parecían carecer de valor para Ferdinand. Era demasiado tarde, la policía podría venir y complicarle las cosas. Eso si no volvían los que habían decorado la pared con sangre y su número no era suficiente como para acabar con una manada que ha hecho escapar a una cantidad respetable de vástagos de la Camarilla.
-Tenemos que irnos - dijo Irvin inquisitivo- no podemos quedarnos aquí para siempre.
-Posiblemente se lo hayan llevado ya.-agregó equivocadamente Fran.
-¡No puedo irme sin ese objeto! ¡Me ha costado demasiado encontrar su ubicación! - gritó Ferdinand -¡No puede ser! ¡No puede ser!- repetía sin control.
Fran e Irvin se miraron. Al dar un paso, Fran chocó con una bola que le hizo mirar hacia abajo. Debajo de su pie parecía haber un recorte de periódico. En lo poco que se podía leer en ruso en el pie de foto decía algo así como "Asesinato ... Leipzig ...". En la foto, otro cuerpo mutilado. Fran levantó la vista mirando a Irvin - Esto podría ser...
Antes de que acabase de hablar, Irvin había dado un golpe en el tocador metiendo un cajón que había extraído anteriormente y meneó la cabeza hacia un lado forzando el entrecejo como mandando un mensaje a Fran.
Fran dejó de hablar al momento y se guardó el recorte en el bolsillo.
-¡Tenemos que irnos!-repitió Irvin a los dos minutos.
-Iros, yo me quedo mirando. No puedo irme sin esto... - Ferdinand se encontraba de rodillas en el suelo revolviendo todo lo que encontraba de forma totalmente caótica - Yo...-dijo pasusadamente- no puedo irme sin entregar esto a Frosch.
-De acuerdo. Nosotros nos vamos, ten cuidado.- Irvin hizo un gesto a Fran, y Fran le guió hasta las alcantarillas.


Una vez fuera se fueron rápidamente en el coche al refugio. No podían arriesgarse a quedarse allí esperando. - Frosch ya nos llamará,... muéstrame ese papel.
Fran le leyó lo poco que podía reconocer. -¿Crees que puede tratarse del mismo tipo del que hablaban las noticias en la República Checa?
-Creo que eso es todo lo que podemos esperar... No tenemos nada más.

Llegaron al refugio. Fran le preguntó a Irvin si podía buscar algo en eso que llamaban Internet para poder ayudar en la investigación mientras Irvin miraba otros documentos en el refugio. Irvin le enseñó los principios básicos de búsqueda. Fran se fue afuera a la luz de la luna a buscar con el portatil la poca información que pudiera encontrar.
Pudo ver algunas entradas de periódicos que hablaban de un mismo Modus Operandi para los distintos asesinatos. Definitivamente parece haber alguna relación...
Fran se fue al interior y se lo comentó a Irvin. -Tendremos que ir a Leipzig. ¿Vienes?
-Si no tengo nada más que hacer...
La noche se iba haciendo día con el paso de los minutos y los dos vampiros caían dormidos con los primeros rayos del sol que dibujaban tonos rojizos en el cielo.




Paradoja - Capítulo 6 - La fiesta

8 de Noviembre de 2010.
19.23 pm. Refugio Brujah en Dresde


Después de unos diez minutos de haberse levantado, Fran decidió ir a alimentarse después de que Irvin le advirtiera de la posibilidad de no dormir en casa por culpa de la noche que acababa de empezar.

Fran estaba acostumbrado a quedarse en pequeños pueblos en las afueras, donde la gente eran trabajadores de campo en su gran mayoría. Y sino se encontraba entre ciudad y ciudad, pero solía evitar las grandes concentraciones de gente. Esa noche, cuando salió de caza tuvo una razón más para tener más cuidado la próxima vez a la hora de alimentarse.

Debido a la alerta en la ciudad, las presas escaseaban por alguna razón en la zona donde fue a cazar y habían planeado encontrarse en una hora delante del refugio para ir a la zona donde habían quedado con el tipo del día anterior. Eso le daban 5 minutos para alimentarse y volver tan rápido como pudiese. Ese día por las prisas no pareció importarle el extraño olor que despedía la mujer que atrapó en el parque. Le había parecido que caminaba normal, que estaba sana. Pero ese extraño sabor en la sangre...

Cuando volvía al refugio empezó a notar cierto aumento en su sensibilidad visual. Las luces de las farolas le molestaban un poco. Pero Fran se sentía bien. Se sentía incluso animado, a pesar de las más que seguras dificultades que se econtrarían esa noche.



Cuando volvió, Fran apenas notó la mueca que hizo Irvin al verle paseando alegre hasta él. Irvin le preguntó si le había pasado algo raro, pero Fran sólo contestó que no deberían esperar tanto tiempo. -Venga, vamos a lo que tenemos que ir. No perdamos el tiempo.
-¿Seguro que estás bien?- repitió Irvin.
-Por supuesto, ¿tiene algo de malo estar animado? - contestó Fran efusivamente mientras se disponía a mirar a Pelos y a acariciarle de tal modo que al pasarle la mano desde el morro a la espalda parecía que le iba a sacar los ojos de las órbitas al hurón.

Se metieron en el coche y se dirigieron al punto de encuentro con su contacto.


Allí estaba de nuevo esperándoles. Irvin y Fran se acercaron.
-Buenas noches, colega, ¿vamos a entrar ya?-Preguntó Fran animado.
-Todavía no hemos hablado de nada, acabáis de llegar - dijo sorprendido mirando a Irvin.-¿Qué le pasa a tu compañero?- preguntó.
-No sé, creo que ha tomado algo raro esta noche...- dijo Irvin.
Fran miraba hacia abajo evitando mirar las farolas. Cada vez brillaban más. O eso parecía.
-Ah, por cierto, no nos han presentado- dijo dirigiéndose a Fran- me llamo Frosch.
Fran extendió la mano observándola como si una extensión de plástico se tratara. Frosch vaciló por un instante, pero al fin se dieron la mano.

Comenzaron a hablar de la estrategia de entrada.
-Tenemos que infiltrarnos en esa casa y coger un objeto. Debido a la situación de la ciudad habrá bastante seguridad... Ya es extraño que la fiesta siga adelante,... pero por lo visto estaban invitadas personajes importantes de la sociedad humana de Dresde y no quieren levantar sospechas sobre la situación del príncipe. Entre otras razones,... supongo.- Explicó Frosch- es una fiesta organizada por miembros del clan Toreador... Muchas figuritas y tonterías dibujadas en lienzos.- Miró a la mascota de Fran.- Yo tengo a alguien infiltrado que os abrirá desde dentro. Vosotros tendréis que hacer el ruido. Yo también estaré buscando desde dentro.
-¿Y no es mala idea meterse en una fiesta de un clan perteneciente a la Camarilla sin avisar y robarles algo que les pertenece? - preguntó Fran. Irvin y Frosch le miraron sorprendidos.-Pero no vamos a dejarnos ver...- respondió Frosch.
-No me parece buena idea. Podríamos complicar más las cosas. ¿Y si sale mal? Sería peligroso. Estaríamos contra ...
-Si queréis la información me tendréis que ayudar. - Cortó Frosch.
-¿Qué piensas de esto Irvin? - preguntó Fran. Aunque no parecía preocupado, sino extrañamente más bien motivado.
-Tengo que hacerlo por mi colega. No puedo echarme atrás ahora. Además él está con nosotros. Si sale mal sale mal para todos.
-¿Bueno... y cómo nos organizamos?
-Tenemos que apagar las luces... y dar la alarma para que la gente salga. Yo os podré abrir desde dentro... quizás, podríais entrar por las alcantarillas.
-¡Yo voy por las alcantarillas!- exclamó Dani - Estas luces me están matando...
-Bueno... entonces yo me encargaré de la luz. ¿Tienes algún mapa o algo que nos ayude a esto?- Preguntó Irvin.
-Os puedo mostrar el camino a seguir por la alcantarilla. Se trata de un alcantarillado especial para las dos o tres casas que forman parte del vecindario. Así que no tiene mucha pérdida... En cuanto al sistema eléctrico... - Frosch sacó un mapa que parecía abarcar unos 2 km cuadrados y señaló lo que parecía un caseto cerca de un edificio bastante voluminoso - aquí puedes cortar la corriente. En cuanto lo hagas nosotros intentaremos dar la alarma para que puedas entrar por la parte de detrás de la casa.
-Bueno... como sea... ¿puedo irme metiendo ya donde sea que tenga que meterme? - dijo Fran impaciente.
-Mira, por aquí vas tú- dijo Frosch señalando otro punto en el mapa - ahora vayamos a pie para no llamar la atención.

Se acercaron a la casa que estaba a unos 2 km de distancia de donde se habían encontrado.
Por el camino explicaron los detalles de cómo entrar en la alcantarilla y qué túneles seguir.
Irvin se separó para hacer sus trabajos de electricista y Frosch indicó a Fran donde debía de ir.

Cuando Fran entró en la alcantarilla por un desague del tamaño suficiente para que una persona de estatura normal pudiera entrar sin apenas agacharse. Él hubiera deseado encontrarse con una total oscuridad. Pero por desgracia para sus sensibles ojos se encontró con una de las más iluminadas que había visto nunca. Aunque tampoco se había metido en muchas, no se imaginaba que fuera así siempre.
Cruzó el habitáculo que era rectángular y tenía un cruce de camino a su destino. Cuando alcanzó la posición indicada vio una rejilla que bien podria dar a una bodega del edificio en el que tenia que infiltrarse. Alli debería de esperar a un tal Ferdinand. Un tipo rubio que le preguntaría por Frosch.
Pasó los primeros 20 minutos mirando y comprobando que no hubiera algo extraño en el suelo o las paredes. Pero todo parecía normal... Al cabo de media hora empezó a sentirse un poco desanimado. Se sentó contra la pared y el tiempo parecía interminable. Cuánto tarda Irvin en cortar dos putos cables...


viernes, 8 de enero de 2016

Paradoja - Capítulo 4 - El refugio

7 de Noviembre de 2010
00:15 am. Polígono Industrial a las afueras de Dresde

La sangre empezó a esparcirse por las líneas de la cruz hasta el final, deteniéndose exactamente en el punto en el que no había más tiza. Se oyó algo en una esquina de la nave, como una cerradura.
Irvin y Fran se acercaron hasta el lugar de dónde había venido el ruido. Pelos seguía dentro de la gabardina sin querer salir.
Después de retirar una mesa de escritorio metálica, bastante pesada para ser movida por una persona normal, descubrieron que había una compuerta que llevaba a algún lugar subterráneo debajo de la nave.
-Entremos dentro...- exclamó Irvin sacando una linterna.
-¿Una linterna? Qué sistema más obsoleto... - Fran no pudo aguantarse este comentario. -¿Quieres ir tú primero? ¿Tienes una idea mejor?- preguntó Irvin molesto, sabiendo que Fran podría ser bastante útil en este caso, pero sin querer darle la oportunidad de demostrárselo.-Igual puedo buscar los fusibles para poder ver ahí abajo.
-Yo iré primero - dijo Fran. Hizo una mueca con la cara que Irvin no pudo ver, pues ya estaba abriendo la compuerta y se dispuso a entrar.-Te aviso para que enciendas la luz cuando yo te avise, pero no antes.
Fran descendió. El aire estaba bastante cargado, como si hubiera estado cerrado desde hace mucho tiempo.
Había tres sofás desordenados y una mesa en lo que parecía un garaje para un grupo de jóvenes que lo utilizarían para ir a fumar y beber... además de otras actividades un poco más subiditas de tono. Al fondo había otra puerta con una cerradura.
Fran cerró los ojos unos segundos y avisó a Irvin para que bajara ya.
Irvin, que había encontrado los interruptores en una pequeña cavidad en la pared de bajada al local, encendió las luces y bajó.
-¿Qué se supone que estamos buscando? ¿Sabes qué es esto?- preguntó Fran.-Hace mucho que no entra nadie aquí.
-Se trata de un refugio de los míos... Aquí se supone que estuvo mi compañero a menudo, hace bastante tiempo.-aclaró Irvin.

Se acercaron a la puerta. Fran sacó la ganzúa que tenía desde antes de convertirse para poder abrir el cerrojo. Pero antes de que llegara a tocarlo, Irvin le detuvo. Se puso unos guantes de cuero. Acercó la mano lentamente. Se detuvo a unos centímetros. Esperó. Tras unos segundos tocó la cerradura.-Está limpia....-dijo volviéndose a quitar los guantes.- Ten en cuenta, que mi amigo, aunque Brujah, también tenía muchos amigos en el mundo vampírico... al menos en sus mejores tiempos.

Fran utilizó su querido utensilio y abrió la puerta. En ese momento hubo como una especie de corriente que entraba en la habitación donde se encontraban desde la cavidad recién abierta. Una habitación bastante pequeña con sólo un agujero en el centro, por el que podria caber una persona.-Por el olor juraría que esto da a las alcantarillas.

Irvin y Fran se miraron con extrañeza cuando oyeron como se cerraba la compuerta por la que habían entrado ellos anteriormente. -Vayamos abajo y esperemos a ver quién puede estar interesado en conocer lo que hay aquí abajo.-dijo Irvin.
Bajaron a las alcantarillas. Era una especie de habitáculo alargado con forma cilíndrica que se extendía en las dos direcciones. Al final de una de las direcciones se cruzaba otro pasillo formando una T. Irvin y Fran se dirigieron hacia alli. De camino vieron una subida al exterior con escalera.-Súbete arriba y espera a que pase por aquí el que nos sigue. Cuando pase por debajo le atacaremos por los dos lados.-explicó Irvin.-Yo me esconderé detrás de la pared a la vuelta de la esquina.
Fran se subió a la escalerilla y se colocó de forma que no se vieran sus piernas.

Se oía movimiento. Alguien saltó, y se escuchó como el agua salpicaba. Pero no se escuchó nada más. Parece que se mantiene quieto. Pensó Fran.

Después de unos minutos, Fran decidió acelerar las cosas y pidió a Pelos que hiciera de señuelo corriendo hacia Irvin. Pero Pelos no parecía muy seguro de hacerlo.
Después de un minuto que pareció interminable, Fran le ordenó de nuevo a Pelos que saliera corriendo.
Pelos salió disparado esta vez y se dirigió hacia Irvin. Fran saltó seguidamente, suponiendo que estuviera siendo perseguido...
Aquí no hay nadie. Pensó mientras veía a Pelos corriendo hasta el final del pasillo, cuando recibió una patada en la espalda. Se dió la vuelta y un hombre de estatura bastante alto, rubio, con ropa casual intentó golpearle de nuevo.-¡Aquí está! - gritó Fran- ¡Irvin, rápido!
Cuando el individuo vio a Irvin saliendo de detrás de la esquina, golpeó a Fran empujándolo y salió corriendo. Fran vio pasar a Irvin a toda velocidad a su lado mientras se recomponía y comenzaba a correr siguiendo a Irvin a duras penas. Después de 5 minutos corriendo vio a Irvin parado en un cruce de alcantarillas sin saber donde seguir...-Lo hemos perdido.-gruñó.
-Maldita sea- dijo Fran mientras miraba a Pelos, que llegaba el último correteando por las zonas más secas posibles.-Ahora será bastante difícil encontrar a ese de nuevo.
Esperaron allí unos minutos pensativos mientras Pelos intentaba recuperar algún rastro con el olfato. Pero era imposible con la peste que había allí abajo.-Vamos al coche.-concluyó Irvin.

Cuando llegaron a la altura del coche, Fran recogió su arma y la guardó de nuevo. Se sentaron en el vehículo e Irvin sacó unos papeles que parece había encontrado en la nave.-Ahora tendré que tirar de contactos. Pero no me gusta nada la idea. -dijo Irvin mientras rebuscaba entre los documentos.
-¿Por qué?- Preguntó Fran. Irvin miró por la ventanilla hacia la nave.-Se trata de gente que tiene mucha información, pero siempre quieren algo de más valor a cambio.
-Tienes que intentarlo, si es tan importante para tí. Yo puedo ayudarte, pero espero que entonces me des más información. - Fran trató de cortar de algún modo esa separación que siempre habia entre vástagos. Al fin y al cabo, no parecía tan mala esa sensación de compañerismo, aunque fuera temporal.

Irvin se lo pensó largo y tendido... Y al final realizó una llamada. Esta vez habló en alemán.
Hablaba con respuestas secas, sin ánimo de bromear y aunque parecía conocerle en persona, no mostraba amistad o simpatía en ningún momento, pero respeto.
-Tenemos que movernos, tenemos que vernos con alguien en un parque a unos 20 minutos de aquí.-dijo al colgar el teléfono.-Arrancó el coche y se dirigió al oeste de la ciudad.

Por el camino, Fran preguntó algunas cosas, respecto al caso que estaban tratando. No quería encontrarse en una emboscada sin saber por qué o en qué dirección seguir si todo se va al traste.
-Son temas secretos de nuestro clan. Pero también trabajábamos para el estado y para nuestros propios intereses.... Y hemos seguido haciéndolo ahora. ¿Y quién no? -preguntó retóricamente.

Eran casi las 3:30 cuando llegaron a los aparcamientos a las afueras de un pequeño parque. Antes de salir del coche, Irvin le pidió que le dejara ir a él sólo al encuentro del contacto y que él se quedara a una distancia prudente por si tuviera que entrar a ayudar.
Así hizo Fran, que se ocultó desde el principio entre los arbustos que había a cada uno de los lados del camino serpenteante que llevaba hasta una fuente en forma de Elipse que se encontraba en el centro del parque. Había solamente una farola que alumbraba la fuente y el principio de cuatro caminos, cada uno en una dirección, que salían a partir de ella. Desaparecían en la oscuridad, la cual aprovechaba Fran para infiltrarse con Pelos buscando una posición ventajosa cerca de su compañero.
Irvin paseo hasta el borde de la fuente y se detuvo con una pose lo más casual posible. No parecía nervioso, tenía la mirada fija en la fuente, y de vez en cuanto miraba a un lado o a otro, pero fijándose más en los grandes árboles que le rodeaban que en los caminos.
A los 15 minutos apareció un hombre negro bastante fuerte, con un abrigo de invierno de lo que parecía ser una chaqueta de una Universidad local. Se acercó a Irvin y comenzaron a hablar.
Parecían dialogar sin ningún tipo de problema o discusión.
Fran intentaba fijarse en el meneo de los árboles y los arbustos por el viento, por si en algún momento, no fuera un animal o... algo peor, el causante de tal movimiento. Parecía ser un día frío pero el cielo estaba despejado y se veía una luna menguante demasiado débil como para ayudar en su vigilancia.

Estaba forzando su poderosa vista mientras vigilaba lo que parecía un raro brillo detrás de uno de los matorrales cercanos a la pareja que dialogaba tranquila en el centro del parque. Los brillos se convirtieron en movimientos, y los movimientos comenzaron a ser bastante sospechosos. Puso sus ojos en esa dirección como si no existiera otro punto que observar y vió lo que parecían dos cabezas agachadas. Lo vio tan claro como si sólo existiera un muro de hojas agujereado de espacios más grandes de que las hojas mismas.
La luz de la farola vibró tenuemente con un final potente e instantáneo para volver a tener el mismo tono triste y flojo que tuvo durante toda el tiempo desde que llegaron.
-Pelos, quédate aquí...-susurró Fran antes de levantarse apuntando a los matorrales con "su" M16. Pero Pelos no estaba ahí. Se encontraba en ese momento subiendo a una rama del árbol más próximo. ¿Pero qué coño haces? dijo para sí mismo.
Salió de su escondite decidido a evitar lo que parecia inevitable, apuntando con el arma y gritó:- ¡Cuidado! ¡Tenemos compañía!
Pero era demasiado tarde. Antes de acabar la frase, dos individuos saltaban desde los matorrales con una katana y un bate de béisbol y se abalanzaban contra Irvin y su interlocutor. Irvin disparó una ráfaga, pero aunque pareció impactar en uno de ellos, no los detuvo y siguieron con su ataque.
Fran, que no se atrevía a disparar mientras estaban sus compañeros por medio intentó acercarse a la pelea lo más rápido posible.
Detrás del matorral, al otro lado de la fuente hay otro espiando, escuchó una voz conocida en sus pensamientos. Era su mascota, que oteaba desde la rama en la que se había posicionado.
Por fin apareces pensó Fran. Pero este pensamiento fue a la vez que su pensamiento de tener que atrapar a ese espía que podría ser de uno o de otro bando, quién sabe.
Corrió hacia el otro lado de la fuente dejando atrás a sus compañeros. No parecían necesitar demasiada ayuda. No Irvin, por lo menos.
Cuando se acercaba un tipo salió corriendo en dirección contraria a Fran adentrándose en el parque de árboles. Fran lo siguió hasta donde pudo. Hoy se me escapan todos... se culpó. Pero se quedó rastreando y mirando hacia arriba en los árboles. Parecía haber algo extraño... sobrenatural en una de las ramas del árbol que tenía directamente al lado. -Sal de tu escondrijo, baja y no te pasará nada.-gritó con cierta calma. pero nadie contestó. Probó una y otra vez. Y cada vez estaba más seguro de que no se equivocaba y que había alguien ahí. Viendo que no podía perder el tiempo, apuntó con su arma y disparó sin apuntar exactamente a ningún sitio pero dibujando un circulo en el aire.
Se escuchó un gruñido y de repente empezó a ver como si desapareciera la materia que se encontraba en una de las ramas, como si se unieran muchas partículas de algo desconocido para formar una figura de un hombre, que salia de la nada. Cayeron gotas de sangre sobre su chaqueta. -¡Baja!-gritó ahora con desafío.
Viendo que no se movía, sino que subía más, empezó a escalar, mientras sus uñas crecían velozmente y su mano se hacía más grande y mas potente. Cuando estaba cerca de él, le clavó las uñas, atravesándole más allá de los músculos y los huesos en la zona del tobillo. Tiró de él y lo lanzó al suelo.
El hombre cayó pegándose contra dos o tres ramas en el camino y gritando de dolor. Fran saltó encima de él y vió que estaba bastante herido como para poder moverse. Lo cogió poniéndoselo en el hombro y se dirigió rápidamente a la zona del combate.

Cuando llegó vio que aún seguían batiéndose. Pero el contacto, sin ningún tipo de arma le tocaba contra el que tenia la espada, y parecía necesitar ayuda. Fran dejó su peso en el suelo y de un zarpazo le arrancó el pie a su presa para que no se fuera. Salió corriendo a ayudar rápidamente al contacto.
Se situó detrás del de la katana y le arrancó un trozo de su flanco con la garra, a lo que este cayó enseguida al suelo y a sangrar sin poder hacer más que balbucear.
Por otro lado Irvin le daba un puñetazo al bate, partiéndolo en el camino de la trayectoria con la que su contrario le intentaba golpear, y aprovechando los segundos de extrañeza de su contrincante le golpeó en la cabeza con la empuñadura de su Glock, dejando aturdido y arrodillado en el suelo. A continuación le preguntó: -¿Quién os manda?- y le apuntó con la pistola.
No contestaba, le escupió en la mano.
-No le mates, puede que nos pueda contar algo - dijo Fran.
El contacto le miró y le dijo: -No importa matarle.
Fran miró con algo de desprecio, y se puso a un lado.
-Habla ahora.- Dijo Irvin.
No dijo nada. Tras escasos 5 segundos, Irvin apretó el gatillo a bocajarro varias veces. El que estaba arrodillado hace un momento desapareció en forma de ceniza con la fuerza del viento provocada por los últimos disparos.
-No tienes por qué defenderlos. Parece que has interrogado pocas veces. Si no hablan ahora, no hablarán nunca- explicó Irvin.
-Bueno, parece que tenéis mucha idea en estas cosas... yo no suelo hacer esto.- aclaró Fran, un poco asustado por la frialdad y el modo de actuar de Irvin. Había visto eso alguna vez. Pero nunca con la frialdad de un vampiro.
La farola volvió a brillar tenuemente para dar de nuevo la misma luz que anteriormente.
-Aún queda uno al que podemos preguntar.-dijo Fran. -¿A ese cenicero?-preguntó el negro señalando en la dirección donde Fran había dejado al espía. En ese momento se convertía lentamente en ceniza, empezando por la zona desprovista de su pie, y consumiéndose lentamente.
A sus pies, el de la Katana, parecía ser un Ghoul que ahora presentaba facciones de un viejo decrépito. Estaba muerto.
Fran se agachó y cogió la Katana buscando si había una saya detrás del cuerpo o en los arbustos desde donde atacaron.-Ahora... ¿qué?
El negro agradeció la ayuda prestada y comentó de nuevo lo que le había contado a Irvin. Se supone que tendrían que realizar un trabajo para entregar algo al señor con el que habló Irvin por teléfono. Por lo visto, éste era un esbirro del mismo.
Pelos apareció corriendo desde los matorrales y se le subió al hombro a Fran. -Gracias compañero- susurró Fran. Pero no hubo respuesta y Pelos se acurrucó en el interior de la gabardina.
-Viendo que sois un grupo tan... reducido, me veo obligado, en parte como agradecimiento, a formar parte de vuestro equipo temporalmente... porque no creo que fuérais capaces de infiltraros para conseguir el objeto que tenemos que extraer... sin ser vistos.-explicó el contacto con un acento del este de Alemania.-Yo me encargaré de la infiltración. Vosotros haréis de señuelo. Si todo sale bien, conseguiréis la información que necesitáis. Pero hoy tendremos que descansar. Es tarde, el sol se pondrá en menos de una hora. Buscad un refugio... si puede ser alejado del centro... No es seguro. Mañana nos vemos en el punto que os indicaré cuando llaméis a este teléfono -metió la mano en el bolsillo del abrigo y extendió la mano hacia Irvin con un papel.- Estaos atentos.-terminó de explicar. Se dio la vuelta y se fue por el mismo camino del que había venido.

Irvin miró el papel, guardó el número en su móvil y se encaminó al coche. Fran lo siguió.
Irvin condujo a una casa a unos 10 minutos de donde estaban.-Aquí podremos pasar la noche. Sé que no es de tu gusto, pero es un refugio de los nuestros, y es seguro, según mi colega.-dijo Irvin.

Salieron del coche. Entraron una bodega exterior de una casa y cerraron la puerta detrás suyo.