jueves, 6 de octubre de 2016

Indiferencia o interés

Según mi opinión hay siempre una época donde uno se acostumbra a hacer de los desconocidos amigos temporales. De las ocasiones especiales la rutina y de los amigos la última elección.

Cada vez hago más cosas espontáneas. Me cuesta hacer planes fijos, quiero decir, planeo estar en un sitio como si se tratara de una región con cierto radio de acción. Y hago planes con la gente según me encuentre o las ganas que tenga. Esto es sólo una reacción a la costumbre actual de cancelar los planes o retrasarlos en el último momento gracias a la tecnología que nos rodea.

Llevo soltero un tiempo y he aprendido algunas cosas después de vivir sólo hasta ahora (aunque me cueste reconocerlo, se echan de menos algunas cosas de las relaciones sanas, al fin y al cabo somos seres sociales).

Quería hablar de hacer planes con la gente en general. Uno intenta asegurar que no está sólo o tener diversión en el futuro próximo, sobre todo, con el fin de relacionarse y pertenecer a la red social por medio de los planes. Es como ahorrar para comprar algo. Con esto se evita un problema, una molestia y a cambio se invierte en una amistad o en compañía para que repercuta positivamente en nuestra salud.

Desgraciada o afortunadamente creo que planear está sobrevalorado. En mis últimas experiencias (quizás debido a mi juventud o al tiempo en el que vivimos con redes sociales de todo tipo) he aprendido también que se pueden conseguir beneficios cuando reina la espontaneidad.

He conocido gente y he podido pasar más tiempo con ella, tal como yo deseaba en ese momento, sin tener que ceñirme a un horario fijo, es más, compartiendo los planes de otra persona como un observador y un participante de un juego donde se desconoce cuál es la siguiente prueba. Sin cumplir órdenes que mi anterior yo, aquél yo días o semanas menos evolucionado, creyó oportuno establecer. Que pensó que sería la mejor forma de pasar el tiempo y me llenaría de esa felicidad calculada con factores totalmente variables y nada fiables. ¡Es una locura! ¿Cómo podemos encarcelarnos con promesas y planes de por vida? Sin preguntar a nuestro yo futuro qué es lo que él necesita en ese momento. El mundo está lleno de personas, si contamos sólo el factor humano, que pueden provocar un cambio en tu pensamiento como lo provoca un trago de alcohol en tu coordinación corporal.
Tu forma de ver o vivir las cosas cambia gradualmente o de repente. Y también te ves en el momento sin tener necesariamente las ganas para hacer lo que tenías planeado. E igual no te haces la pregunta de "quién te manda hacer planes por tí mismo", y sí te culpas o te sientes mal y decides abandonar o seguir y "cumplir". Implicando que ni tú te lo pasas bien desde un principio ni tampoco los que te acompañan... aunque puedes tener suerte y llegar a pasarlo bien, pero es un riesgo que has de tomar. El punto al que me refiero es al mal comienzo en sí y a todo lo que puede cambiar la situación respecto a cómo nos la habíamos imaginado antes. Debido a una gran cantidad de variables como el factor ambiental, los cambios bruscos, la salud, las noticias y novedades, la salud de los tuyos, el ánimo de aquellos a los que quieres...
¿Para qué vas a hacer planes que oprimen tu libertad y causan estrés y dolores de cabeza? ¿Merece la pena? ¿Nunca habéis tenido la sensación de haber hecho un plan tan lejano que con el tiempo se ha convertido en ideal y cuando llega el momento te esperas mucho más de lo que realmente de deberías esperar, suponiendo un fiasco?

He notado que últimamente tengo miedo a "quedar" con demasiado preaviso. Si me preguntan contesto que no sé si podré. Como mucho digo que es "mi intención" acudir o me apetece... Pero quién sabe "si pasa algo antes". ¿Miedo? ¿Desconfianza de la gente? ¿Falta de planes que realmente te gustaria hacer? Quizás sea más una defensa de las esperanzas rotas. De que las personas tengan en sus manos tu estado de ánimo. No quiero alegrarme porque voy a ver a alguien. He tenido suficiente de estar sólo al final porque no viene la gente con la que he quedado o que rompan filas antes de tiempo. Prefiero no quedar. La ventaja es clara. Puedo hacer lo que quiera cuando quiera, quizás con un esfuerzo temporal y económico más alto. Desventaja puede ser que la gente deja de contar contigo... ¿no?

En las condiciones en las que me encuentro, las ventajas son más. O mejor dicho, las desventajas se convierten a su vez en ventajas. Como he dicho, somos animales sociales. Necesitamos sociedad y tenemos miedo a perderla porque implica desasosiego, intranquilidad.

Cuando eres tan espontáneo, la gente te tacha de incalculable, difícil de "pillar", inestable. Pero siempre hay conexiones, gente con la que te entiendes mejor y te valora. O simplemente gente que sí desea estar contigo y compartir contigo su existencia. Por egoísmo, por naturaleza, por interés o por diversión. Pero al fin y al cabo por interés propio. Porque les provocas bienestar. Esto es mutuo, lógicamente, o mejor dicho, sin especificar, en la mayoría de los casos ocurre contigo también. Necesitas la presencia de la gente, o de cierta gente en tu vida. Y aquí, y sólo aquí llega el momento del compromiso. Sí... acepto la necesidad del compromiso. Pero enumerando los factores que han de existir y las condiciones que se tienen que dar.

Si existe "feedback". Retroalimentación. Entonces se trata de una relación sana. Si la gente de verdad quiere que estés presente en su vida hará que sus planes sean hasta cierto punto dependientes de los tuyos. Tu debes desarrollar la inteligencia para saber cuándo la gente quiere de verdad formar parte de tu vida y siente que tú eres sano para ellos.

Si alargan tanto el tiempo para ajustar sus planes hasta que tú tomas una decisión o defines tus intenciones, se trata de una persona con interés en construir, cultivar, desarrollar o simplemente, mantener una relación contigo. Ya sea  amistad, amor, laboral o simplemente conveniencia. Es tu decisión aceptar  las condiciones del "contrato" una vez has conseguido leerlo. Sin metáforas... Es tu decisión aceptar o no lo que se te ofrece una vez has conseguido determinar y valorar qué es lo que estás a punto de adquirir, según tu instinto o experiencia.

Planear es sano cuando se hace con responsabilidad y se es consecuente.
Mi consejo... no encierres tu futuro tan pronto si no lo tienes seguro y mantén siempre un trozo de libertad o una ruta de escape que puedas moldear con la creatividad y el ingenio que nos diferencia de otras especies. Desgraciadamente, necesitamos cosas más complicadas para ser felices porque somos máquinas dependientes del prójimo. Aprende a controlar y reducir esa dependencia. Porque toda dependencia puede llegar a ser mortal.