lunes, 30 de noviembre de 2015

Paradoja - Capítulo 3 - Dresde

6 de Noviembre del 2010
8:36 pm. Sajonia. Cerca de la frontera

Fran salió de la bodega para alimentarse de la misma anciana que les había dado cobijo ese día. Pobre mujer...
Los dos se montaron en el coche e Irvin tomó la carretera dirección Dresde. -¿Cómo es que tienes una mascota?- preguntó Irvin extrañado. –Es un buen amigo que me acompaña desde hace tiempo.-contestó Fran.
-Pero me extraña que no te tenga miedo. A mí ni se me acercan...-Irvin se quedó pensativo- ¿Le conociste después?-continuó. –Me acompaña desde mucho antes del abrazo.-Dijo Fran y se quedó mirando hacia fuera de la ventanilla. El campo estaba parcialmente nevado pero parecía que los equipos antinieve ya habían esparcido la sal por las carreteras.
Después de un tiempo, cuando se acercaban a las afueras de la ciudad, Irvin comentó que le gustaría quedarse unas noches en Dresde para avanzar en cierto tema persona. Le preguntó a Fran si le importaba que parase antes de ir al centro para saludar a un viejo amigo y de paso recabar un poco de información antes de presentarse ante el príncipe. A Fran no le importaba quedarse unos días en la ciudad y aceptó esperar para viajar juntos a Berlín más tarde. Pero viendo que cada vez tenía más claro que pasaría más tiempo con este compañero espontáneo intentó saber un poco más sobre sus asuntos personales.
-¿Por qué no crees que haya sido nadie del Sabbat los que hicieron aquello en la casa que vimos?- Preguntó Fran. –Esos tíos no tienen interés en organizarse para cometer asesinatos. No necesitan jactarse de haber realizado los asesinatos. Los recipientes no son tan importantes. Quizás puede haber algo detrás de eso. Quizás nada.-Explicó Irvin. –Últimamente hay mucho movimiento por los alrededores, en la frontera, y por eso tenemos que tener todo en cuenta para que no se nos escape ningún detalle. Mi deber es proteger el principado actual. Aunque no me importe demasiado... En realidad lo más importante es que la mascarada se mantenga... y estos grupos no ayudan demasiado.
-¿Pero como están las cosas en Berlín?-se interesó Fran.
-La verdad es que todo sigue como siempre. Dos príncipes separados por el muro...-dijo Irvin. Fran miró a Irvin con cara extrañada.-Creía que eso del muro ya fue historia hace tiempo-comentó Fran.
-Hace mucho que no has estado en Berlín ¿verdad?- preguntó Irvin. A continuación le explicó la situación de estabilidad temporal en la que se encontraba Berlín. Dos principes que querían mantener su poder y mantenían la guerra fría que se suponía eliminada hace años en el mundo humano. –Me da igual que sean de mi clan... Soy bastante crítico con su comportamiento. La Camarilla permite este juego por miedo a un mal mayor.
El viaje prosiguió sin mucho tráfico por la carretera y al llegar a las afueras de la ciudad le preguntó a Fran lo más educadamente que pudo si podría dejarle un poco alejado del lugar al que se dirigía por razones de seguridad para su contacto en la ciudad. Fran preguntó si era posible conocer el también a su colega e Irvin accedió con la condición de preguntar primero si su contacto aceptaba tal visita.
Dejó a Fran en una calle residencial que no parecía ser muy frecuentada y continuó con el coche.
Fran se paseó buscando algún coche bonito por la zona pero sin alejarse demasiado del lugar donde le habían dejado, pues recordó que aún no tenía ningún modo de volver a contactar con Irvin. La verdad, es que estaba depositando demasiada confianza para no conocerle más que de una noche. Pero también podrian haberle dejado morir la noche anterior.
Encontró un coche descapotable bastante llamativo y jugueteó intentando abrirlo para pasar el tiempo sin tener mucho éxito. Después de una media hora volvió a aparecer Irvin. No parecía muy contento de haber visto a un colega, aunque era difícil definir exactamente su estado de ánimo, sino estaba enfadado.-Tenemos problemas- exclamó repentinamente en cuanto Fran se sentó en la parte del copiloto.-No creo que podamos detenernos para saludar a mi amigo. Tengo noticias bastante graves y tengo que ir a otro sitio cuanto antes.
Dresde había sido atacada. No había principe y no se sabía su localización. Entrar en Dresde dejó de ser una buena idea. No tendrían que presentarse ante nadie. Al menos eso era algo positivo para ambos, a ninguno le gustaba demasiado la burocracia territorial.-No tienes por qué venir conmigo, pero deberías buscar un sitio donde quedarte, a las afueras de Dresde, si quieres seguir conmigo a Berlín-comentó Irvin.
Fran le ofreció su ayuda si la necesitaba... pero para ello tendría que contarle algo más, pues no le gustaba arriesgar su pellejo sin tener ninguna idea de por qué.
-Nadie te obliga a seguirme. La ayuda me vendría bien, y también te puedo contar algo, pero hay cosas que no puedo largar, se tratan de temas propios de mi clan –explicó Irvin.
-Te escucho - aceptó Fran.
-Se trata de un problema que tiene raíces en la enemistad de los prínciples de Berlín.-comenzó a explicar Irvin con cierto tono amistoso . – Busco a un amigo mío, que hace tiempo fue desterrado de Berlín del Oeste por ser considerado un espía del este. Pero sólo por su procedencia de Rusia... En realidad él nunca pasó por Berlín del Este. Pero para mí también son muchas cosas un poco borrosas... Mi amigo estaba metido en temas bastante secretos y no me contaba todo lo que sabía. Sin embargo era un tío que me demostró a menudo que podía confiar en él. Tanto antes como después de nuestra muerte. Fuimos compañeros de trabajo largo tiempo. Ahora no sé dónde se encuentra, y sólo voy siguiendo las pocas pistas que puedo encontrar mientras cumplo mi deber para con el príncipe del Oeste...
-Dime qué tenemos que hacer. ¿Se trata de algo peligroso? ¿Esperas encontrarte con problemas?-preguntó Fran. Pero Irvin le comentó que se trataba sólo de seguir recabando información. –Pero quién sabe... No te puedo prometer que estemos sólos. Al fin y al cabo, ahora mismo nos encontramos en una ciudad sin ley.
Fran decidió ayudarle y por ello Irvin arrancó enseguida y se dirigió directamente al lugar donde habría de encontrar lo que le llevaria un poco más cerca de los pasos de su amigo desterrado.

Llegaron a un polígono industrial que parecia construido hace bastante tiempo pero tenía muchas naves que parecían ser utilizadas aún en la actuaildad. Pararon ante una de las naves y salieron del vehículo.
Fran recogió la M16 confiscada la noche anterior del maletero y la escondió debajo del coche. Se acercaron un poco a la nave y vieron que había videovigilancia.-Tendremos que entrar de algún modo, pero sin llamar la atención- dijo Irvin con preocupación.
Fran miró a su mascota. -Ve a morder los cables de aquella cámara- le ordenó. Pelos salió disparada para subir a la cornisa del edificio acercándose a la cámara. Una vez allí, mordió los cables de conexión y un piloto LED rojo de la cámara dejó de brillar. Volvió en cuestión de minutos.
-La tienes bastante bien educada, desde luego.- afirmó Irvin con adulación. 
Se dispusieron a entrar en la nave por una puerta secundaria, donde al parecer no había ninguna otra cámara de seguridad.

La nave parecía ser destinada a la industria del metal. En un lado había muchos perfiles para la construcción y máquinas bastante grandes para corte de los mismos. Al otro se encontraban mesas de trabajo y zonas que parecían ser para soldadura, por los plásticos casi opacos que hacían de cortinas para protección de la vista. A Fran todo esto no le resultaba nada nuevo y sentía casi nostalgia de su antiguos días como diseñador de máquinas.
-Tenemos que buscar documentos. Lo que sea que te parezca demasiado extraño para estar en una nave industrial... Yo miraré allí arriba - explicó Irvin señalando hacia la zona de oficinas a las que se podía subir por medio de una escalera metálica.
Fran se puso manos a la obra mirando todos los recovecos. Vio planos de distintos grupos de construcción, diseños de estructuras varias y muchos libros técnicos. Herramientas normales y corrientes, recipientes de gas y aceites varios... Pero había algo que le llamó bastante la atención. Un grupo de ratas muertas, situadas de una forma bastante poco natural y una cantidad bastante inusual de insectos también muertos. Podría ser por utilización de veneno... -Pelos, ¿qué te parece esto?-. Pelos se acercó a los animales muertos y olisqueó los insectos. No se los comió y de repente saltó de nuevo a las piernas de Fran y subió hasta meterse dentro de la gabardina asomando sólo el hocico. Un poco más adelante, se veía una especie de cruz de indicación dibujada con lo que parecía tiza.
Fran llamó a Irvin y le gritó desde abajo que había encontrado algo.
Irvin descendió con tranquilidad y se acercó. Observó con interés lo que Fran tenía delante suyo. -Según la reacción de Pelos, creo que esto no es cosa de un veneno normal.-comentó Fran.
Irvin pidió un minuto a Fran para hacer una llamada. Se alejó unos metros y después de esperar unos segundos con el móvil en la oreja, empezó a hablar en ruso. Fran supuso que era su lengua madre. Aunque el alemán, lenguaje que habían estado hablando desde que se conocieron, también lo hablaba bastante bien.
Al volver, le pidió que se retirara un momento. Se arrodilló al lado de la cruz, se hizo un corte en el dedo y derramó sangre en el centro de la cruz.


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Paradoja - Capítulo 2 - Voluntarios (Recuerdos de Fran)

La imagen se hizo clara. Estaba corriendo con su MP40 en un bosque hacia lo que parecía un claro. Delante de él y sus camaradas se dejaba entrever un pequeño lago a través de las capas de niebla espesa que levitaba por el terreno. Llevaban corriendo 30 minutos hacia el norte desde que empezaron a bombardear la zona del campamento donde habían decidido descansar el día anteior. El cabo López y el teniente Ayende corrían a su derecha. Ramírez, paramédico y colega de juergas, a su izquierda. Hacía mucho frío.

Caían algunos obuses cercanos a su posición, pero ellos corrían en busca de un lugar donde pedir refuerzos. Pronto estaban a la orilla del bosque y pudieron ver una granja abandonada a la que el teniente ordenó dirigirse.

Al llegar a las vallas, se encontraron con resistencia. Una batería de ametralladora en el lateral de la casa defendía la posición.
Ayende decidió separar. Ramirez y Fran atacarían el flanco, y ellos les cubrirían por el frontal.

Fran se acercó a la batería por el lado. Ramírez le seguía. Lanzó una granada de mano entre los sacos del nido y eliminó fácilmente al soldado. Cuando se acercó para mirar por la ventana que estaba al lado del nido, escuchó voces alemanas gritando.
Creyó que estaban provocando fuego amigo y gritó a Ramirez que debería informar de ello al resto del grupo.
Él esperó parapetado detrás de la ventana controlando los movimientos del interior. Podía ver un pasillo. Dos puertas a los lados cercanas a él, unas escaleras más adelanta a la derecha que parecían llevar a la bodega y más adelante otras dos puertas.

De pronto salieron dos soldados rusos de las escaleras y Fran disparó sin ningún tipo de reparo. Abatió a los dos soldados y se dispuso rodear la casa gritando a Ramirez que volviera.

Desde fuera intentó asegurar la planta baja. Miró a través de la ventana en la habitación a la izquierda, donde se encontraba el salón comedor. Había una mesa para comensales llena de papeles y un escritorio con un sistema de radio que estaba encendido. La siguiente habitación era un cuarto con una cama.
Fuera de la casa, en la parte trasera había una especie de establo o taller con una puerta grande.

Cuando miró ya desde el otro flanco de la casa, vió que López y el teniente habían entrado en la casa.
Fran entró y pidió mirar arriba, pues había encontrado puerta para subir a la buhardilla de la casa en una habitación. Mientras, los otros dos esperaron que viniera más gente del pelotón. Ramirez se quedó protegiendo fuera desde el nido de ametralladora.
Cuando estaba subiendo vio salir a alguien saltando por la ventana. Salió corriendo para dispararle desde arriba, pero cuando llegó a la ventana el ruso había sido eliminado por Ramirez. Fran miró a su alrededor. Observó que había un cuerpo de un alemán en el suelo. Acababa de morir, por el charco de sangre que se extendía bajo su cabeza.

Se oyeron disparos en la planta baja y Fran corrió para ver lo que pasaba. López y Ayende habían descendido a la bodega. Fran y Ramirez fueron también. Observaron que había cuerpos de ambos bandos. Pero parecía que habían estado sacando información de dos soldados alemanes. Uno de ellos estaba aún atado a una silla, sentado, pero su rostro era irreconocible. Había una mesa escritorio con documentos y otro aparato de radio que parecía haber sido destrozado en el tiroteo.

Cuando subieron avistaron nuevos enemigos que se acercaban por la carretera cercana a la casa en un coche. Salieron varios soldados y se dispusieron a rechazarles sin ningún problema. Pero después vieron un tanque a lo lejos.
Fran recordó que igual podría haber un vehículo en el establo y fue allí con Lopez para cubrirle. Cuando abrieron la puerta, vieron un coupé de línea bastante barata. Fran sacó la ganzúa, cruzó dos cables y arrancó el coche enseguida. Para López, había sido más como si tuviera las llaves él mismo, por lo que le preguntó si su oficio antes de venir de voluntario era robar coches.

Fran movió el coche hasta la parte frontal de la casa, donde el tanque no podría ponerle como objetivo.
-Tenemos que aguantar aquí hasta que venga la caballería. ¡Camaño! Avisa por radio y da las coordenadas para que acaben con ese blindado - ordenó Ayende con templanza.
Fran dio las coordenadas por radio, pero viendo que tardarían demasiado propuso hacer de señuelo para el tanque. Ramirez le acompañaría.

Cuando salieron con el coche se enfrentaron de nuevo al único soldado que quedaba de los que habían salido del coche de la carretera, y acabaron con él fácilmente después de que Fran maniobrara de tal forma que Ramirez lo tuviera a tiro. Entonces fue cuando doblaron de nuevo dirección contraria al tanque y aceleró al máximo... Pero no por mucho tiempo. Unos segundos más tarde, se oyó una explosión, el vehículo empezó a volar y a dar un giro en el aire. Con el primer golpe contra el suelo, Fran perdió el conocimiento.

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Despertó, mirando a su derecha. Estaban bocabajo, y Ramirez empezaba a despertarse también. Era tarde, estaba acabándose la luz. Tenemos que haber estado mucho tiempo inconscientes tirados aquí y dados por muertos. 
Rápidamente, cuando se dio cuenta de la gravedad de la situación, intentó despertar del todo a Ramirez z le gritó que tenían que salir de allí cuanto antes. Con dificultad, consiguieron arrastarse fuera del vehiculo y comenzaron a correr hacia el bosque desde el que vinieron esa misma mañana.

Cuando estaban dentro del bosque vieron que dos soldados venían desde la zona más frondosa, y detrás suyo a través del pequeño lago otros tres. -¡Maldita sea!-Gritó Fran entre dientes - nos hemos metido en la boca del lobo.

Se atrincheraron y empezaron a disparar para defenderse. Cayeron dos, uno de delante y otro de la zona del lago, pero ahora estaban debajo de un fuego enemigo continuo. No parecía haber mucha salida.
De pronto dispararon a Ramirez en el hombro, a la vez que el acababa con los que le cortaban el paso de camino al bosque. Fran cogió a su compañero e intentó meterse con él en los hombros. Pronto venían más desde la casa. Seguramente hayamos perdido esta parte del terreno... A saber si el pueblo donde estábamos al principio es ahora zona rusa... Pensó.

Fran dejó a Ramirez en el suelo y volvieron a intentar disparar a los que se les acercaban, que habían reducido su número de disparos, como si quisieran atraparles vivos.
Fran se acercó a un árbol e intentó amedrentarles para ganar tiempo con una ráfaga de disparos, pero en ese momento le alcanzarón en una pierna, con lo que cayó al suelo.
-No vamos a poder ir a pescar cuando volvamos a España. -Dijo Ramirez mientras recargaba el arma. -¡Pero habremos "pescado" al menos unos cuantos rusos!- dijo Fran.
Cuando Fran había terminado la frase, Ramirez se levantó como pudo y empezó a disparar como un loco a los que se le acercaban. Mató a dos, pero lo pagó caro con un tiro en la parte superior del pecho, cerca del hombro. Cayó al suelo quejándose y maldiciendo.

Siguieron defendiéndose ferozmente. Tiraron una granada que se encargó de otro soldado ruso. Y otro cayó en la orilla del lago herido. Ramirez vió la herida de su compañero, y sabiendo que el no tendría probabilidades de sobrevivir con su última herida, le ayudó con el torniquete que se intentaba hacer. Fran con apenas experiencia en ese campo, se dejó guiar, viendo que su compañero estaba más interesado en salvarle a él que a sí mismo. Los disparos se continuaban.

-Sigue sin mi, no podremos con ellos aquí, y yo no puedo moverme...-dijo Ramirez. Fran miró a Ramirez. Estaba sangrando muchísimo, le salia por la boca y empezaba a balbucear sin poder apenas hablar.
Volvió a disparar una ráfaga sin mucho efecto. Cuando miró de nuevo a su compañero, este estaba quedándose dormido. Se acercó a él. Ramirez levantó su mano como pudo, con sus últimas fuerzas. Fran la cogió con fuerza y en unos segundos su compañero y amigo desde que se conocieron en la brigada antes de ir al frente, ya no apretaba con la mano. Estaba dormido... y en minutos muerto.
Descansa en paz... murmuró, y a continuación cogió algunas cosas que podría necesitar del kit de primeros auxilios de su compañero caído y una granada para reponer su armamento. Se armó de valor, se levantó y echó a correr hacia dentro del bosque.

Miró hacia atrás, vio un fogonazo de una granada que explotaba exactamente donde estaban atrincherados los dos hace un momento y de repente, después de la luz de la explosión, vio de nuevo todo oscuro...


9 de Noviembre del 2010.
8:30 pm. Sajonia. Cerca de la frontera


Abrió los ojos. Estaban en la bodega donde él e Irvin se habían quedado la mañana anterior, en casa de la anciana. Se sentía consternado y una gran pena. Encima suyo, sobre su pecho, Pelos le arañaba con las manitas en la cara.
-Qué pesadilla más mala, qué mal he dormido esta vez...-le dijo. Pero al ver a Pelos, se sintió un poco aliviado.- Ramirez.-añadió.
Pelos le quitó una golosina de su bolsillo y se escabuyó entre las cajas.
Parece que él no estaba todavía allí...

lunes, 23 de noviembre de 2015

Paradoja - Capítulo 1 - Una noche movidita

5 de noviembre del 2010.
11:23 pm. En la frontera con Alemania.

Las últimas noches en Praga fueron un poco duras. Demasiado loco chupasangre. Fran al menos tenía las ideas claras, y tampoco le gustaba compartir sus noches con la multitud.

Hoy había escogido hacer autostop, una forma bastante extraña para viajar. No solía hacer algo así, pero tenía que permanecer cuanto menos tiempo en esta zona. Estaba infestada. Después de 3 horas de viaje le dejaron en un pueblo llamado Petrovice, cerca de la frontera.

Siempre iba acompañado de Pelos. Un hurón un tanto especial al que le gustaban las pasas y sentarse en su hombro mientras iban paseandose por toda Europa. Pero Fran era un despistado, y como no pocas veces, se olvidó de su mascota al salir del coche. Y siguió adelante a buscar algo que hacer aquella noche.

Andando por la calle y cruzando el pueblo, que aunque pequeño, tenía algo de vida por la noche, llegó a las afueras preguntando por un parking, donde "habría dejado su coche". Esto hablando un ruso bastante básico, que aprendió en la segunda guerra mundial. A veces probaba con el Alemán. Se le daba mejor. Y la gente de aquí parecían tener una influencia bastante grande de parte germana... Seguramente muchos alemanes cruzaban las fronteras para conseguir algunas cosas por precios más bajos y muchos de sus habitantes vivían con sueldos del otro lado de la frontera.

Caminando por la acera vió a alguien que se encontraba en el suelo. Un joven yacía bocabajo. Al acercarse vió que sobre todo lo que estaba era borracho. Le miró los bolsillos encontrando unas llaves que parecían ser de su hogar, una cartera y unos condones, de poco interés para su vida actual. El joven no era capaz de contestar a sus preguntas de quién era, o dónde vivía. Lo más que llegaba a hacer era balbucear.

Levantó al joven y lo empezó a arrastrar a otra zona mientras el joven medio dormitaba. Un minuto más tarde, Fran recibió una patada por la espalda, a lo que tiró al joven al suelo y dándose la vuelta, preguntó al otro individuo, que supuestamente le había propinado la patada, qué se supone que estaba haciendo.
-Es mío, vete antes de que te meta una paliza.- gritó.
Fran le pidió que se fuera, que de todos modos no lo necesitaba para nada especial. Pero el chico le volvió a golpear. Fran se defendió, y cuando vió el otro, que no podía con él, salió corriendo hacia las afueras del pueblo.
Fran, sin dudarlo le siguió 4 o 5 km más allá de lo que se podía considerar zona habitada hasta que lo perdió al meterse en un campo frondoso poco cuidado. Maldita sea, me acaba de confirmar su naturaleza...
Vio que había una casa al otro lado de la carretera por la que habían seguido corriendo y se acercó a la casa.
Cuando se estaba acercando, oyó un disparo. Alguien se atrincheraba con un fusil en lo alto de la casa.

Fran echó a correr hacia la casa. Cuando se estaba aproximando le salieron dos chicos a su paso. Llevaban ropas bastante maltratadas. Rajadas de arriba a abajo. Eran dos chicos de pelo rubio castaño largo bastante descuidado.

Fran intentó entablar conversación con ellos, pero el bate de béisbol que asomó uno con su mano derecha, pareció dejar bastante claras las ideas de ambos. Fran se defendió de los primeros intentos para acobardarle y pensó que sería necesario utilizar su garra para acabar con ellos cuanto antes. Porque no se trataba de humanos.

La pelea estaba bastante igualada pero no podía arriesgarse a algo así. Se trataba por lo menos de tres vampiros.
Echó a correr en dirección a la carretera pero pronto llegó el que estuvo persiguiendo al principio justo delante suyo. Todo pintaba que la victoria estaba cada vez más de parte del numeroso grupo de Sabbat con el que se había encontrado.

Quién me pide ir hacia una casa abandonada donde me ha guiado un imbécil en medio del campo... pensó.

Cuando todo parecía perdido apareció un vehículo parecido a un Jeep que se metía en el campo a toda velocidad. Fran aprovechó el desconcierto para dar una patada en salto al que le venía de frente. Los de detrás se quedaron ensimismados mirando el coche aproximarse a toda velocidad.

Mientras Fran se batía con el que fue el señuelo, el vehículo atropellaba a uno de los dos que le perseguían. Cuando el coche paró, salieron dos hombres, uno con ropa oscura pero elegante bajito, pero bastante corpulento, portando una pica. El conductor salió con una M16 y empezó a disparar al que habían atropellado, que se levantaba asombrosa facilidad.
Fran escuchó un disparo lejano, y de pronto se vió arrastrado por una fuerza enorme hacia el suelo. Le habían alcanzado desde la casa en la pierna.
El de la pica se abalanzó a por el que quedaba con un salto para cortarle en dos. El que fue atropellado saltó contra el que le disparaba desde el coche y se enzarzó con él, que ahora no parecía tan emocionado en distancias cortas. En eso, otro disparo impactó contra el coche. Seguidamente una gran explosión que hizo añicos el coche y a los dos que estaban pegados a él. Por otra parte, dejó al de la pica un poco desorientado.
Fran aprovechó para lanzar un zarpazo desde el suelo al que tenía en frente, que debido a la explosión había quedado un poco magullado por metralla. Al ver que le había dejado fuera de juego, miró hacia la casa y vió que tenía que acabar con el francotirador: Se levantó con dificultad y corrió dirección a la casa.

No duró 10 metros y un disparo le alcanzó de nuevo, en el hombro, haciendo que su parte superior se mantuviera en el lugar del impacto y sus piernas siguieran hacia delante por inercia como si hubiera resbalado. Cayó al suelo bocarriba y soltó una maldición. -Tengo que curarme, como siga así no saldré de esta.

Por el rabillo del ojo observó como el que quedaba en pie, que había salido del coche con una pica, había acabado con el que quedaba en la parte frontal de la casa y ahora se iba directo a la casa.

Fran prefirió cubrirse como podía en el suelo mientras intentaba concentrarse en regenerar sus tejidos destrozados de la pierna. El francotirador parecía estar ahora más preocupado por lo que se le venía encima, por lo que no hubo más disparos.

En algún momento, mientras intentaba pensar que hacer después de curarse se acordó de Pelos, su mascota. ¡Seré imbécil! Esta vez no me la perdona... Se apretó la pierna a modo de autocastigo.

Cuando habían pasado unos minutos y Fran creyó que ya podría hacer algo, se levantó y fue a la casa. Subió arriba y vió al loco de la pica de espaldas. Delante de él sólo había cenizas. -Gracias por la ayuda- dijo Fran.

-¿Qué haces aquí sólo peleando con un grupo de Sabbat?- preguntó con expresión tranquila- Tienes suerte de que estuviéramos pasando por aqui. Estamos intentando limpiar las fronteras de Sabbat por aquí, antes de que se acerquen demasiado a nuestra zona. Necesitan ayuda por aquí.

Fran se interesó por dónde les dirigía su misión y qué iba a hacer después de quedarse sin vehiculo.
Tenía la misión de investigar la zona pero ya tenían que volver. El nuevo "aliado" le invitó a acompañarle al sótano de la casa.
Al bajar se encontraron con una habitación con cuerpos colgados con charcos de sangre en el suelo, que parecían llevar alli no más de dos días. Además había periódicos que la pared a modo de decoración y en la mesa escritorio que había al fondo del cuarto, había papeles y documentos con anotaciones, además de un kit de herramientas metalicas para... cortar y abrir cosas.
Fran intentó leer con esfuerzo los distintos periódicos. Algunos estaban en alemán, otros en checo o ruso.
Hablaban de un asesino en serie. Habia fotos bastante sangrientas que mostraban escenas de crimen muy explícitas.
-Aquí no había nadie del Sabbat. Creo que llegaron más tarde y le espantaron... o quizás sí que sea un miembro de la secta, pero desde luego, tiene que ser un cabecilla. Porque un idiota como los de antes no pueden ver más allá de chupar sangre y pegarse cabezazos contra una pared.

Se quedaron un tiempo mirando y comprobando que no se dejaban nada interesante.
-Me interesaría ir contigo hacia el norte. Allí es donde me dirijo. A cambio podria ayudarte con estas cosas.-se interesó Fran. -No hace falta que me ayudes, son cosas que nos incumben a nosotros, no tienes por qué mezclarte. Al fin y al cabo, los de tu calaña no están muy interesados en seguirnos los pasos, según tengo entendido.-comentó con una sonrisa. No parecía tener intención de faltar, sino que era más un modo de hablar, una pose.-Pero puedes venir conmigo si quieres hasta donde creas necesario.-añadió.
-Pero antes he ir al pueblo a solventar algo-contestó Fran.

Quedaron en verse de nuevo cuando hubiera terminado.

Volvió sobre sus pasos al lugar donde había empezado a pasear por el pueblo y buscó a su mascota.
Estaba cerca, olisqueando el suelo. Al verla, le pidió que viniera y le ofreció una golosina a modo de disculpa. Pelos, se acercó. Subió hasta su hombro, cogió la pasa y se dio la vuelta poniéndole la cola en la boca. -Perdóname, la próxima vez estaré más atento...- intentó disculparse de nuevo.
Pelos, le miró, se acercó al bolsillo de la camisa, cogió una pasa más, y se premió a sí mismo, volviendo a la posición de desprecio anterior. Ya se le pasará...pensó Fran.

Cuando volvió a encontrarse con su nuevo compañero de viaje, fueron a buscar un coche para desplazarse, se adueñaron de un pequeño coche familiar y condujeron a través de la frontera destino Dresde en busca de una casa o un lugar donde descansar antes de que saliera el sol. -Me llamo Irvin, por cierto-se presentó. -Vengo de Berlín - añadió.

Llegaron a una casa grande también bastante alejada en el campo. Esta vez había gente en su interior.
Llamaron a la puerta y una señora anciana habrió la puerta. Irvin la miro fijamente a los ojos y dijo:-Hola, tia, vengo desde muy lejos para visitarte con un amigo, ¿te acuerdas de mí? ¿Podemos quedarnos hoy a dormir?
La señora se quedó unos segundos como pensativa, pero a la vez adormilada. Después de cerrar los ojos y abrirlos de nuevo lentamente contestó animada- Sí, ¡por supuesto! ¿Cuánto tiempo no...hijo...?
Irvin avanzó dirección a las escaleras para la bodega y la pidió que les dejará hasta la noche siguiente.
La señora parecía vivir allí sola. Fran estaba impresionado por la facilidad con que Irvin podía haber controlado a la pobre viejecita. Aunque, tampoco se trataba de una víctima demasiado poderosa, él no conocía esas habilidades.

En la bodega había una cama, y algunas mantas para poder tirarse, además de cajas y muebles viejos que no les interesaba lo más mínimo.
Irvin se acostó en la cama. A Fran tampoco le importaba demasiado dormir en el suelo, sino más bien tener que dormir con otro vástago en la misma habitación... Pero también podría estar ahora mismo hecho cenizas...