La imagen se hizo clara. Estaba corriendo con su MP40 en un bosque hacia lo que parecía un claro. Delante de él y sus camaradas se dejaba entrever un pequeño lago a través de las capas de niebla espesa que levitaba por el terreno. Llevaban corriendo 30 minutos hacia el norte desde que empezaron a bombardear la zona del campamento donde habían decidido descansar el día anteior. El cabo López y el teniente Ayende corrían a su derecha. Ramírez, paramédico y colega de juergas, a su izquierda. Hacía mucho frío.
Caían algunos obuses cercanos a su posición, pero ellos corrían en busca de un lugar donde pedir refuerzos. Pronto estaban a la orilla del bosque y pudieron ver una granja abandonada a la que el teniente ordenó dirigirse.
Al llegar a las vallas, se encontraron con resistencia. Una batería de ametralladora en el lateral de la casa defendía la posición.
Ayende decidió separar. Ramirez y Fran atacarían el flanco, y ellos les cubrirían por el frontal.
Fran se acercó a la batería por el lado. Ramírez le seguía. Lanzó una granada de mano entre los sacos del nido y eliminó fácilmente al soldado. Cuando se acercó para mirar por la ventana que estaba al lado del nido, escuchó voces alemanas gritando.
Creyó que estaban provocando fuego amigo y gritó a Ramirez que debería informar de ello al resto del grupo.
Él esperó parapetado detrás de la ventana controlando los movimientos del interior. Podía ver un pasillo. Dos puertas a los lados cercanas a él, unas escaleras más adelanta a la derecha que parecían llevar a la bodega y más adelante otras dos puertas.
De pronto salieron dos soldados rusos de las escaleras y Fran disparó sin ningún tipo de reparo. Abatió a los dos soldados y se dispuso rodear la casa gritando a Ramirez que volviera.
Desde fuera intentó asegurar la planta baja. Miró a través de la ventana en la habitación a la izquierda, donde se encontraba el salón comedor. Había una mesa para comensales llena de papeles y un escritorio con un sistema de radio que estaba encendido. La siguiente habitación era un cuarto con una cama.
Fuera de la casa, en la parte trasera había una especie de establo o taller con una puerta grande.
Cuando miró ya desde el otro flanco de la casa, vió que López y el teniente habían entrado en la casa.
Fran entró y pidió mirar arriba, pues había encontrado puerta para subir a la buhardilla de la casa en una habitación. Mientras, los otros dos esperaron que viniera más gente del pelotón. Ramirez se quedó protegiendo fuera desde el nido de ametralladora.
Cuando estaba subiendo vio salir a alguien saltando por la ventana. Salió corriendo para dispararle desde arriba, pero cuando llegó a la ventana el ruso había sido eliminado por Ramirez. Fran miró a su alrededor. Observó que había un cuerpo de un alemán en el suelo. Acababa de morir, por el charco de sangre que se extendía bajo su cabeza.
Se oyeron disparos en la planta baja y Fran corrió para ver lo que pasaba. López y Ayende habían descendido a la bodega. Fran y Ramirez fueron también. Observaron que había cuerpos de ambos bandos. Pero parecía que habían estado sacando información de dos soldados alemanes. Uno de ellos estaba aún atado a una silla, sentado, pero su rostro era irreconocible. Había una mesa escritorio con documentos y otro aparato de radio que parecía haber sido destrozado en el tiroteo.
Cuando subieron avistaron nuevos enemigos que se acercaban por la carretera cercana a la casa en un coche. Salieron varios soldados y se dispusieron a rechazarles sin ningún problema. Pero después vieron un tanque a lo lejos.
Fran recordó que igual podría haber un vehículo en el establo y fue allí con Lopez para cubrirle. Cuando abrieron la puerta, vieron un coupé de línea bastante barata. Fran sacó la ganzúa, cruzó dos cables y arrancó el coche enseguida. Para López, había sido más como si tuviera las llaves él mismo, por lo que le preguntó si su oficio antes de venir de voluntario era robar coches.
Fran movió el coche hasta la parte frontal de la casa, donde el tanque no podría ponerle como objetivo.
-Tenemos que aguantar aquí hasta que venga la caballería. ¡Camaño! Avisa por radio y da las coordenadas para que acaben con ese blindado - ordenó Ayende con templanza.
Fran dio las coordenadas por radio, pero viendo que tardarían demasiado propuso hacer de señuelo para el tanque. Ramirez le acompañaría.
Cuando salieron con el coche se enfrentaron de nuevo al único soldado que quedaba de los que habían salido del coche de la carretera, y acabaron con él fácilmente después de que Fran maniobrara de tal forma que Ramirez lo tuviera a tiro. Entonces fue cuando doblaron de nuevo dirección contraria al tanque y aceleró al máximo... Pero no por mucho tiempo. Unos segundos más tarde, se oyó una explosión, el vehículo empezó a volar y a dar un giro en el aire. Con el primer golpe contra el suelo, Fran perdió el conocimiento.
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Despertó, mirando a su derecha. Estaban bocabajo, y Ramirez empezaba a despertarse también. Era tarde, estaba acabándose la luz. Tenemos que haber estado mucho tiempo inconscientes tirados aquí y dados por muertos.
Rápidamente, cuando se dio cuenta de la gravedad de la situación, intentó despertar del todo a Ramirez z le gritó que tenían que salir de allí cuanto antes. Con dificultad, consiguieron arrastarse fuera del vehiculo y comenzaron a correr hacia el bosque desde el que vinieron esa misma mañana.
Cuando estaban dentro del bosque vieron que dos soldados venían desde la zona más frondosa, y detrás suyo a través del pequeño lago otros tres. -¡Maldita sea!-Gritó Fran entre dientes - nos hemos metido en la boca del lobo.
Se atrincheraron y empezaron a disparar para defenderse. Cayeron dos, uno de delante y otro de la zona del lago, pero ahora estaban debajo de un fuego enemigo continuo. No parecía haber mucha salida.
De pronto dispararon a Ramirez en el hombro, a la vez que el acababa con los que le cortaban el paso de camino al bosque. Fran cogió a su compañero e intentó meterse con él en los hombros. Pronto venían más desde la casa. Seguramente hayamos perdido esta parte del terreno... A saber si el pueblo donde estábamos al principio es ahora zona rusa... Pensó.
Fran dejó a Ramirez en el suelo y volvieron a intentar disparar a los que se les acercaban, que habían reducido su número de disparos, como si quisieran atraparles vivos.
Fran se acercó a un árbol e intentó amedrentarles para ganar tiempo con una ráfaga de disparos, pero en ese momento le alcanzarón en una pierna, con lo que cayó al suelo.
-No vamos a poder ir a pescar cuando volvamos a España. -Dijo Ramirez mientras recargaba el arma. -¡Pero habremos "pescado" al menos unos cuantos rusos!- dijo Fran.
Cuando Fran había terminado la frase, Ramirez se levantó como pudo y empezó a disparar como un loco a los que se le acercaban. Mató a dos, pero lo pagó caro con un tiro en la parte superior del pecho, cerca del hombro. Cayó al suelo quejándose y maldiciendo.
Siguieron defendiéndose ferozmente. Tiraron una granada que se encargó de otro soldado ruso. Y otro cayó en la orilla del lago herido. Ramirez vió la herida de su compañero, y sabiendo que el no tendría probabilidades de sobrevivir con su última herida, le ayudó con el torniquete que se intentaba hacer. Fran con apenas experiencia en ese campo, se dejó guiar, viendo que su compañero estaba más interesado en salvarle a él que a sí mismo. Los disparos se continuaban.
-Sigue sin mi, no podremos con ellos aquí, y yo no puedo moverme...-dijo Ramirez. Fran miró a Ramirez. Estaba sangrando muchísimo, le salia por la boca y empezaba a balbucear sin poder apenas hablar.
Volvió a disparar una ráfaga sin mucho efecto. Cuando miró de nuevo a su compañero, este estaba quedándose dormido. Se acercó a él. Ramirez levantó su mano como pudo, con sus últimas fuerzas. Fran la cogió con fuerza y en unos segundos su compañero y amigo desde que se conocieron en la brigada antes de ir al frente, ya no apretaba con la mano. Estaba dormido... y en minutos muerto.
Descansa en paz... murmuró, y a continuación cogió algunas cosas que podría necesitar del kit de primeros auxilios de su compañero caído y una granada para reponer su armamento. Se armó de valor, se levantó y echó a correr hacia dentro del bosque.
Miró hacia atrás, vio un fogonazo de una granada que explotaba exactamente donde estaban atrincherados los dos hace un momento y de repente, después de la luz de la explosión, vio de nuevo todo oscuro...
9 de Noviembre del 2010.
8:30 pm. Sajonia. Cerca de la frontera
Abrió los ojos. Estaban en la bodega donde él e Irvin se habían quedado la mañana anterior, en casa de la anciana. Se sentía consternado y una gran pena. Encima suyo, sobre su pecho, Pelos le arañaba con las manitas en la cara.
-Qué pesadilla más mala, qué mal he dormido esta vez...-le dijo. Pero al ver a Pelos, se sintió un poco aliviado.- Ramirez.-añadió.
Pelos le quitó una golosina de su bolsillo y se escabuyó entre las cajas.
Parece que él no estaba todavía allí...
Arrivederci Roma
Hace 15 años
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