domingo, 13 de septiembre de 2015

Pasado, presente, futuro

Diario de un emigrante 13-09-2015


Ayer estuve pensando sobre mi futuro. No es que lo no lo haga a menudo, pero lo que no me ocurre con frecuencia es sacar algo en claro. El problema es que lo que saco en claro tampoco me ayuda demasiado.
Y bueno, después de este comienzo que invita con fuerza a leer lo que viene a continuación como si os interesara y os fuera a resolver los problemas que tenéis, iré un poco más al grano.

Tengo miedo de que llegue el día en que tenga que decidir donde viviré el resto de mi vida. Involuntariamente y sin poder evitarlo he construido en un país extranjero toda mi vida. He conocido gente, tengo amigos de todos los tipos, colegas, conocidos. Gente que fueron amigos y ahora son conocidos, conocidos que potencialmente pueden llegar a ser muy buenas amistades o que lo son ya.
He reído sólo y acompañado. He llorado igualmente. Me he enamorado... de ciudades, de personas, de recovecos, de la historia, de situaciones... Me he desengañado, he visto lo malo y lo bueno.
He vuelto a revivir momentos de mi infancia, de mi juventud, de mi vida, en otra lengua con otra cultura e incluso he tenido la posibilidad de revivirlos con mis amigos de siempre y mi familia, pero en otras condiciones, en otros lugares... Con las mismas personas de siempre pero, en realidad, con otras muy diferentes. Personas que han evolucionado con sus propias experiencias y no son las mismas. Igual que yo no soy el mismo.
He creado costumbres que ahora mismo creo que no podría abandonar nunca. Y sin embargo he abandonado costumbres que ahora sólo son un bonito recuerdo... Nostalgia.
Pero ahora me da miedo abandonar cosas que tengo. Y sin embargo sé que esas cosas no duran para siempre. Y que a la mínima las perderé, quiera o no. O las cambiaré por algo mejor. Igual por obligación, igual por necesidad. Igual solamente por evolución personal.
¿Es correcto preguntarme dónde voy a vivir el resto de mi vida? ¿Acaso es la vida una línea que tiene un punto final al que tengo que llegar irremediablemente pero escogiendo yo el camino a seguir?
Si me permitís de nuevo el uso de la metáfora, opino que debería pensar más en la vida como un puzzle, del cuál no conozco la forma final, pero sí sé que puedo extenderlo en la dirección que quiera... y que al final dará como resultado algo que desconozco. Sólo sé las piezas que encajan en lo que ya está montado. A veces hay piezas que prosiguen el mismo color, las mismas formas y se reconoce al instante dónde encajan. Otras veces hay un cambio de contorno en el dibujo, se comienza otra parte totalmente distinta del puzzle, pero que está relacionada con "el pasado". Seguir con el dibujo anterior, es más fácil. Cambiar, es más complicado. Pero ninguna de las dos cosas es mala o buena. El caso es no ponerse una meta clara. La meta clara es terminar el puzzle, queramos o no. Pero no el dibujo final. Pues, según mi opinión, eso no da la felicidad.

Después de este análisis... llego a la conclusión de que igual no es la actitud correcta. Igual debería de cambiar la pregunta. Igual debería enfocarlo desde un punto más lejano... desde una posición más alta. Desde donde pueda ver más cosas. Más horizonte. Igual la cuestión no es dónde viviré el resto de mi vida. Quizás la pregunta es si quiero quedarme en un sitio para toda mi vida o en realidad debería dejarme llevar y no intentar establecerme para siempre en un sitio, sino probar, cambiar, conocer mundo y no parar hasta que ya no pueda más y la vejez o el cansancio me obligue a realizarme la maldita pregunta que cierra otras posibilidades. Porque la clave está en lo que te preguntas. La clave está en cómo construyes la oración, qué cosas tomas por descontado al formular la cuestión.

Lo que pude sacar en claro fue lo siguiente.
Piensa dos veces antes de preguntarte algo para tomar una decisión... Si la pregunta no viene de tí, piensa dos veces sin en realidad es la pregunta correcta y no se puede realizar de otro modo. No tomes nada por descontado.
Para poder construir una casa no se puede empezar por el tejado. Si gastas tu tiempo respondiendo una pregunta, que de primeras es incorrecta, sólo podrás llegar a una respuesta errónea, que te corta la libertad y que no deja ver otras posibilidades.

Vive tu presente, comprendiendo tu pasado y construyendo tu futuro.