Diario de un inmigrante a 22/01/13.
Hoy quiero comentar como las cosas cambian al estar viviendo de una forma o de otra, sólo en mi caso, pero no sólo en lo que lógicamente todos podemos pensar. Hacerse la comida, poner la lavadora, limpiar la casa en general, hacer las compras, organizarse, poder hacer lo que quieras y a tu manera,...
Yo me refiero a esas cosas pequeñas que pasamos por alto cuando estamos viviendo con gente o cuando tenemos en otras cosas que pensar. Al estar sólo piensas más en tí y tu cabeza busca en qué pensar para no aburrirte. Son pequeñas tonterías, detalles que damos por hecho y que sin embargo si nos paramos a pensar nos damos cuenta de lo fácil que es acostumbrarnos a la novedad. Creo que hablé de algo parecido hace poco.
Desde que estoy viviendo sólo, algo que ha cambiado de gran manera es posiblemente mi forma de relacionarme con la gente. No digo que sea otra persona o que haya cambiado de forma de ser. Pero seguramente no soy el único que lo nota. Y apuesto a que si lo he notado yo, los demás si me hubieran conocido de antes lo habrían notado también.. Pero, eso lógicamente, es imposible, puesto que mi estado es consecuencia de lo que vivo, y así me han conocido por primera vez muchos aquí.
Cuando llegas por primera vez a un sitio dónde no conoces a nadie te haces a la idea de que tienes que relacionarte con el mayor número de gente posible cuanto antes si no quieres morir de autismo. Y eso hace que seas capaz de aceptar o de llevarte bien con gente a la que igual no te habrías juntado en el caso de que no salieras de tu lugar de seguridad. Esto no es malo, ni es bueno, simplemente es, pero evolucionas de nuevo o, mejor dicho, involucionas.
Cuando eres soltado como un pececillo en una nueva pecera, "cuando llegamos a un nuevo entorno, desconocido, nos adentramos en una carrera en búsqueda de la comodidad que conocimos alguna vez e intentamos crear una zona de seguridad que aún no tenemos y que, mientras nos mantengamos fuera de ella, estaremos alerta y buscaremos siempre el camino a la misma". También hay a quién le apasiona esta zona "de peligro". Yo hablo de mi experiencia.
Ahora estoy notando un ligero cambio. Ahora ya no estoy abierto a cualquier idea. Ahora empiezo a elegir si me parece buen plan o si me apetece ir. Porque es seguro que el no ir no hará que deje de tener esa posibilidad en un plazo de tiempo mínimo. Estoy volviendo a la zona de seguridad. Eso en parte me da miedo.
Si llego a tener una seguridad completa, puede marcar la diferencia para decidir quedarme aquí a vivir... o igual deseo volver a tirarme al vacío y conocer de nuevo esa experiencia excitante que es nadar un río contracorriente. Pues como dijo un tío muy listo hace muchos años: "Nadie se puede bañar dos veces en el mismo río" y si hay algo que tengo claro desde que estoy aquí es que es mucho más emocionante que dejarse llevar.
Arrivederci Roma
Hace 15 años