miércoles, 7 de octubre de 2009

Prohibiciones por todos lados

Por lo que se ve ahora se persigue el vender en la calle. Bueno, eso no es de ahora en el sentido actual de la palabra, sino ahora de hace varios años, cuando el pueblo español dejó de ser emigrante en busca de un hogar mejor y pasó a ser el hogar de muchos inmigrantes provenientes de casi todas las puntas de la rosa de los vientos, por no decir de más aún. Y el caso es que esto tiene muchos puntos que tocar, pero me referiré a lo que he dicho en el comienzo, y es la venta de utensilios o alimentos en la vía pública.

He visto en la caja tonta un reportaje sobre la persecución que hace la policía a los individuos que se ganan la vida de este modo. Aclararé que no me refiero a los que venden obras del séptimo arte pirateadas u otras cosas ilegales o, más bien, cosas que sé que son ilegales. Pues hay otras que si vendría un sabiondo a leerme seguro que también me las tomaría como ilegales. Pero esto es un blog de opinión, y no un código.

Pongamos que un señor o una señora con pantalones cortos, camiseta sin mangas y chanclas va por la playa vendiendo bebidas refrescantes o agua (los conocemos todos) también refrescante o incluso más. Pongamos que existe un documento que te permite vender ese material pues es de calidad y no es peligroso para la salud. ¿Qué problema hay?

Pongamos alguien que vende abanicos por la calle, sin molestar a la gente en una esquina o en un trozo de una amplia acera en el cual no molesta a nadie. Y que, de hecho, la gente se para a mirar con interés o simplemente por pasar el rato en pleno verano. ¿Qué tiene de malo?

Pongamos que una persona se coloca en un lugar concurrido por ser zona de fiesta sin molestar vendiendo comida y bebida barata sin ningún defecto y todo revisado por el "santo Estado". ¿Algún problema con esto?

Puede que sí, y es que los empresarios se quedan sin. Y eso no es bueno, así que vamos a quitar a todos los vendedores ambulantes, que son una molestia ¿no?

Pues diré que a mí no me molestan, siempre y cuando no me amenacen con cortarme con una navaja si no les compro y me dejen respirar en mi zona vital. Recuerdo que de pequeño me ponía con mi primo a hacer la tómbola en la calle. Poníamos numeritos pegados a los juguetes que ya no queriamos y poníamos un montón de papeles doblados con números dentro de una caja. Una hucha recibía las monedas de la gente que quería participar. Y así, a la vez que ganábamos dinero para otros juguetes nuevos pasábamos el tiempo... Nosotros también íbamos a otras tómbolas a participar. Y sólo por la ilusión que daba. ¿Vendrán ahora también los policías a meter en la cárcel al niño que se pone en la puerta de su casa a recoger dinero para nuevos juguetes o para jugar en otras tómbolas? ¡Ah, no! Se me olvidaba que ahora tenemos que comprar marcas... Antes de que los policías vengan con un saco a llevarse a los niños advertiré a los que vea por si las moscas.

Esto antes en España era típico y bonito verlo. Cada vez las leyes son más extremas y nos volvemos más gilipollas. Tomadlo como un resumen de lo de arriba, los que no fueron capaces de leerlo por aburrimiento o simplemente porque no les importa nada de lo que diga.


Saludos

No hay comentarios:

Publicar un comentario